Hay 896.917 personas indígenas en Brasil, distribuidas entre 305 grupos étnicos. La mayor amenaza para los pueblos indígenas no solo es que ya no se establecerán nuevos territorios indígenas, sino que existe el riesgo de que se revoquen los procedimientos de demarcación existentes. Con el gobierno de Jair Bolsonaro, ex capitán del ejército y candidado de la bancada evangelista, hay un riesgo grave de retroceso para los derechos constitucionales de los pueblos indígenas de Brasil.
En Brasil hay 896.917 indígenas distribuidos en 305 grupos étnicos: el principal grupo étnico es el Tikúna, al que corresponde a un 6,8% del total de la población indígena. Existen alrededor de 274 lenguas. Entre las personas indígenas mayores de cinco años, sólo el 37,4% habla lenguas indígenas, mientras que el 76,9% habla portugués.
Unos 502.783 individuos del total de la población indígena de Brasil viven en zonas rurales y 315.180 en zonas urbanas. Actualmente hay 713 áreas indígenas para un total de 117.387.341 hectáreas. Esto significa que el 13,8% de la tierra del país ha sido reservada para los pueblos indígenas. La mayoría de estos territorios están concentrados en el Amazonas.
Brasil es el país de Sudamérica con la mayor concentración conocida de pueblos indígenas en aislamiento en los estados de Amap, Acre, Amazonas, Amapá, Goiás, Maranhao, Mato Grosso, Pará, Rondonia, Roraima y Tocantins. Actualmente hay 107 registros respecto a la presencia de pueblos indígenas aislados en la región del Amazonas.
Principales retos de los pueblos indígenas de Brasil
En octubre de 2018 hubo nuevas elecciones presidenciales y el 1 de enero de 2019, asumió la presidencia Jair Bolsonaro, ex capitán del ejército brasileño y candidato de la bancada evangelista.
Representando al sector rural junto a la bancada evangelista, la llamada la bancada BBB, (bala, buey y biblia), y el gobierno de Jair Bolsonaro amenazan con el retroceso de los derechos constitucionales de los pueblos indígenas de Brasil. El Frente Parlamentario Agropecuario, la bancada mayoritaria del Congreso, representa los intereses de las empresas y propietarios de tierras en el país, un negocio que mueve 118 millones de US$ en la producción agrícola y ganadera.
La principal amenaza para los pueblos indígenas es la revocación de forma inconstitucional, de los procesos de demarcación de las tierras indígenas promulgados anteriormente, señalando que en cualquier momento, se pueden revisar e incluso revocar los informes, las ordenanzas declaratorias y las homologaciones de tierras indígenas publicadas por el gobierno de Dilma Roussef. Se da rienda suelta a la explotación económica de las tierras tradicionales de los pueblos indígenas y quilombolas, los habitantes de las comunidades negras, justificando ese ataque contra los pueblos al acusarlos de ser los grandes obstáculos para el desarrollo del país.
Además de cuestionar un derecho adquirido, la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), el órgano federal vinculado directamente a la demarcación de las tierras indígenas está siendo desactivado: el presupuesto aprobado en 2018 es insuficiente para asegurar las condiciones mínimas que den continuidad a sus tareas. El primer día de su mandato, el 1 de enero, el gobierno de Jair Bolsonaro aprobó un decreto que asigna la responsabilidad de certificar la protección de los territorios indigenas al ministerio de Agricultura, que defiende los intereses empresariales que quieren el acceso a esas tierras.
Además de padecer cómo apenas se avanza el cumplimiento de sus derechos, en la actualidad los pueblos indígenas son el objetivo de violentos ataques sistemáticos por parte de la Unión Democrática de Ruralistas (UDR) y de compañías transnacionales que han obtenido concesiones para la explotación minera o maderera.
En Mato Grosso do Sul, en un intento para evitar que los Guaraní-Kaiowá recobraran una pequeña parte de su territorio tradicional, un grupo de “latifundistas” actuaron como milicianos e intensificaron el efecto letal de las evicciones extrajudiciales. Los megaproyectos hidroeléctricos más recientes han sido objeto de incontables acciones ante la Corte debido al impacto ambiental que causan en las comunidades indígenas.
Más allá de la represión en el área urbana, la dictadura brasileña también tuvo un brazo represivo en las vastedades del Centro-Oeste y la Amazonía a través de su proyecto “civilizatorio”. La construcción de la carretera Transamazónica, los proyectos de infraestructura y la expansión de la frontera agrícola-ganadera generaron masacres y desplazamientos forzados. Instituciones como la Fundación Nacional del Indio y el Reformatorio Agrícola Indígena Krenak profundizaron el despojo. Medio siglo más tarde, la Comisión Nacional de la Verdad abre un horizonte de justicia y reparación.
Según los datos del censo demográfico de 2022, Brasil alberga a 266 pueblos indígenas con una población de 1.693.535 personas, lo que representa aproximadamente el 0,83 % del total de la población brasileña. Estos pueblos se comunican en 275 lenguas distintas. La región norte de Brasil concentra casi el 45% de la población indígena, siendo el estado de Amazonas el epicentro, con 490 mil indígenas.
Los derechos de los pueblos indígenas están consignados en un capítulo específico de la Carta de 1988 (título VIII, “De la Orden Social”, capítulo VIII, “De los Indios”), además de otras disposiciones dispersas en todo el texto constitucional y un artículo en los dispositivos transitorios.
O objetivo deste informe é apresentar dados e reflexões sobre a aplicação no Brasil das normas internacionais contidas na Convenção 169 sobre Povos Indígenas e Tribais da Organização Internacionaldo Trabalho, de 1989 (C-169), na Declaração das Nações Unidas sobre os Direitos dos Povos Indígenas, de 2007, e outros instrumentos pertinentes de direitos humanos. Tem como principal fonte os dados qualitativos e quantitativos alojados no Navegador Indígena (NI).O Navegador Indígena foi concebido visando ajudar os diferentes grupos e comunidades indígenas e não indígenasa monitorar a situação dos direitos dos povos indígenas nos países.
Apoyado por los sectores económicos transnacionales, el gobierno de Jair Bolsonaro desreguló la minería del litio. Las empresas se instalaron en los valles de los ríos Jequitinhonha y Mucuri, una región que albergaría el 8 por ciento de las reservas internacionales del mineral. Apoyado en la narrativa de la generación de empleos, el proyecto avanza sobre los territorios de los pueblos Aranã, Maxacali, Pankararu y Pataxó. Entre los sectores progresistas, pocos se preguntan si es necesario sacrificar el medio ambiente y las comunidades locales para proveer de minerales a la transición energética internacional.
Si bien los mineros son señalados como los grandes responsables de la destrucción de los bosques, la fiebre del oro no existiría sin el consumo suntuoso de jeques, influencers, raperos, futbolistas, brokers, actores de Hollywood o cantantes famosos. Tras el aumento de su precio durante el Covid-19, los bancos centrales y los especuladores han incentivado aún más esa demanda. En Brasil y Venezuela, la superficie terrestre afectada por la minería aumenta aceleradamente y la presencia de garimpeiros amenaza a las comunidades indígenas que viven cerca de los yacimientos.
El objetivo de este informe es presentar datos y reflexiones sobre la aplicación en Brasil de las normas internacionales contenidas en el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional del Trabajo, de 1989 (C-169), en la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, 2007, y otros instrumentos relevantes de derechos humanos. Su principal fuente son los datos cualitativos y cuantitativos almacenados en el Navegador Indígena (NI). El Navegador Indígena fue diseñado para ayudar a diferentes grupos de interés y comunidades indígenas y no indígenas a monitorear el estado de los derechos de los pueblos indígenas en los países.
El Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA) es una organización global de derechos humanos dedicada a promover y defender los derechos de los pueblos indígenas. Conócenos
Nuestro anuario, El Mundo Indígena, ofrece un informe actualizado de la situación de los pueblos indígenas en todo el mundo. Descargar El Mundo Indígena