• Pueblos Indígenas en Libia

    Pueblos Indígenas en Libia

    Los tuareg y los toubou viven al sur del país, son generalmente nómadas que se trasladan de un lado a otro con su ganado y viven en jaimas. Libia votó a favor de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

El Mundo Indígena 2025: Libia

Los amazigh constituyen la población indígena de Libia, estimada en casi un millón de personas, lo que representa más del 16 % de la población total del país.

Viven en varias regiones del país —en el norte, el este y el sur— aunque sin continuidad geográfica. Al oeste de Trípoli, en la costa mediterránea, habitan en la ciudad de At Willul (Zwara) y en las montañas de Adrar Infussen (Nefoussa), en la frontera con Túnez. En el sureste, en la frontera con Egipto, residen en los oasis de Awjla, Jalu y Jakhra- Por su parte, en el sur, la región de Fezzan ha sido tradicionalmente territorio kel-tamasheq (tuareg), incluidas las zonas de Murzuq, Sabha, Ubari, Ghat y Ghadamès. Los kel-tamasheq de Libia están vinculados de manera natural con otras comunidades kel-tamasheq que viven en las fronteras con Níger y Argelia. Trípoli también alberga una importante comunidad amazigh.

Junto con las comunidades árabes y amazigh, Libia cuenta con una minoría étnica conocida como los tubu, conformada por unas 50.000 personas, oriundas de la meseta de Tibesti, en Chad. Los tubu viven a lo largo de la frontera entre Libia y Chad, dedicándose al pastoreo en una zona que se extiende desde el norte de Níger hasta Sudán.

Durante la época de Gadafi (1969-2011), Libia fue declarada un país exclusivamente “árabe y musulmán”. La Proclamación constitucional de 1969 establece en su primer artículo: “Libia es una república árabe (...), el pueblo libio forma parte de la nación árabe y su objetivo es alcanzar la plena unificación árabe. El nombre del país es República Árabe de Libia”. El artículo 2 añade: “El islam es la religión del Estado y el árabe su lengua oficial”. Desde entonces, la política gubernamental ha perseguido implacablemente a todo el que no reconozca “la identidad árabe-islámica” de Libia.

Luego de la “revolución” de 2011, un consejo constitucional provisional presentó en 2017[1] un proyecto de constitución que no modificaba en absoluto las bases de la identidad del país. El artículo 2 contempla que “Libia forma parte de la nación árabe” y que “el árabe es la lengua del Estado”, mientras que el artículo 6 señala que “el islam es la religión oficial y la sharía la fuente de su ley”. Además, el proyecto incluye otros artículos discriminatorios, que prohíben a un libio no musulmán postularse para las elecciones a la Cámara de Representantes (artículo 69) o a la presidencia de la república (artículo 101) y que establecen que la justicia se impartirá “en nombre de Alá” (artículo 189). Estos artículos están claramente dirigidos a imponer una república islámica, en detrimento de la diversidad de culturas y creencias que existen en Libia. Sin embargo, debido a la oposición de los amazigh y los tubu, y también a causa de la guerra, aún no se ha adoptado este proyecto de constitución.

Libia votó a favor de la adopción de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (UNDRIP).


Este artículo es parte de la 39ª edición de El Mundo Indígena, un resumen anual producido por IWGIA que sirve para documentar e informar sobre los desarrollos que han experimentado los pueblos indígenas. La foto de la publicación muestra la activista indígena Funa-ay Claver, del pueblo Bontok Igorot, junto a jóvenes indígenas activistas y otras personas protestan contra las leyes represivas y las violaciones de derechos humanos perpetradas por las acciones y proyectos del Gobierno de Filipinas y otros actores contra los Pueblos Indígenas. La protesta tuvo lugar durante el discurso nacional del Presidente Marcos Jr., el 22 de julio de 2024, en Quezon City, Filipinas. Fotografiada por Katribu Kalipunan ng Katutubong Mamamayan ng Pilipinas, es la portada del Mundo Indígena 2025 donde originalmente está escrito este artículo. Encuentra El Mundo Indígena 2025 completo aquí.


Un contexto de inestabilidad política e institucional

A nivel político, Libia continúa en un punto muerto debido a la existencia de dos gobiernos: el “Gobierno de Unidad Nacional” (GUN), reconocido por la ONU, con sede en Trípoli y dirigido por el Primer Ministro Abdul Hamid Dbeibah, respaldado por milicias armadas; y el “Gobierno de Estabilidad Nacional” (GES), con sede en Bengasi, liderado por el Primer Ministro Osama Hammad, respaldado por el Ejército Nacional Libio (ENL), bajo el mando del General Jalifa Haftar. La confusión política reina desde el aplazamiento indefinido de las elecciones nacionales previstas para diciembre de 2021.

El 13 de abril de 2024, Abdoulaye Bathily, representante especial de la ONU para Libia, dimitió de su cargo. En su carta de renuncia, adujo que las principales partes interesadas libias habían rechazado toda solución, presentado demandas “poco razonables” y mostrando su “indiferencia por los intereses del pueblo libio”.[2]

El GES controla alrededor de dos tercios de Libia (este y sur), mientras que el GUN cuenta con el tercio restante en el oeste. La situación institucional, política y de seguridad es caótica y constituye un grave obstáculo para el funcionamiento normal de servicios públicos como la salud, la educación y la justicia, entre otros. Además, la población sigue enfrentándose a la inseguridad y a dificultades para desplazarse. Periódicamente se producen enfrentamientos armados entre milicias rivales, como ocurrió el 14 de diciembre de 2024, en torno a la refinería de petróleo de Zawiya, a 40 kilómetros al oeste de Trípoli. La lucha por el control del territorio y los ingresos del petróleo aviva las tensiones.

En agosto de 2024, el puesto fronterizo de Ras Ajdir, entre Libia y Túnez, situado cerca de la ciudad amazigh de At Willul (Zwara), permaneció cerrado durante varias semanas debido a enfrentamientos armados entre grupos rivales que buscaban tomar el control. Esta zona es escenario de continuas tensiones que repercuten negativamente en la vida de los habitantes de At-Willul y la región circundante.[3], [4]

Como consecuencia, la vida social, económica y cultural del país se ve gravemente obstaculizada. Además, las pocas organizaciones de la sociedad civil que quedan enfrentan grandes dificultades para llevar a cabo sus actividades debido a la falta de recursos y a las amenazas a la libertad de opinión, expresión y reunión.

En este contexto hostil y a menudo peligroso, los territorios amazigh de Libia, como las regiones de Nafusa y At Willul (Zwara), al oeste del país, y Tiniri-Imohagh (tuareg), al sur, intentan organizarse en torno a sus municipios para responder a las necesidades esenciales de las poblaciones locales.

Debido a sus características específicas y a su vulnerabilidad, el pueblo Amazigh de Libia sigue enfrentándose a amenazas contra su lengua, su cultura, su situación socioeconómica y su supervivencia como pueblo diferenciado.[5]

Retos en materia de derechos humanos y civiles

Tras la revolución de 2011 que derrocó al régimen dictatorial de Gadafi, los amazigh experimentaron una sensación de libertad que les permitió expresar públicamente sus demandas de reconocimiento y respeto de sus derechos como Pueblo Indígena diferenciado del resto de la sociedad libia. Los amazigh afirmaron claramente su identidad y exigieron protección legal para su lengua y su enseñanza en el sistema educativo público. Posteriormente, las exigencias amazigh se ampliaron para incluir cuestiones de gobernanza, derechos sobre la tierra y la autodeterminación.

La respuesta del Gobierno libio fue tratar a los amazigh como “enemigos de la revolución”, “peligrosos para la unidad nacional”, y amenazarlos. Esto indica claramente que el cambio de régimen político no ha estado acompañado de reconocimiento ni respeto hacia el pueblo Amazigh de ese país.[6]

Las organizaciones amazigh de Libia desean una constitución que garantice el respeto de los derechos de todos sus ciudadanos y que abarque todos los componentes de la sociedad. La nueva constitución debe cumplir las leyes internacionales pertinentes y contar con el apoyo de la comunidad internacional.

Para ganarse el apoyo de los amazigh, el GUN, con sede en Trípoli, ha hecho varias declaraciones a favor de sus derechos  y de la necesidad de reconocerlos como parte de la futura constitución del país. Sin embargo, en la práctica estas promesas no se han cumplido. Muchos partidos políticos panárabes consideran a los amazigh una minoría y rechazan toda posibilidad de reconocer legalmente sus derechos.

En junio de 2024, la Autoridad General de Waqfs (Awqaf)[7] y Asuntos Islámicos del Gobierno de Trípoli emitió una declaración en la que estigmatizaba a los amazigh que siguen la rama ibadí del islam, calificándolos de “gente caprichosa y herética”. La declaración también indicaba  que los “testimonios” de un amazigh ibadí no pueden, por tanto, tener ningún valor. Ya en 2017, el Comité Supremo de Fetua, dependiente del Gobierno de Bengasi, calificó a los amazigh ibadíes de “infieles descarriados sin dignidad”. Para las autoridades libias, el islam suní es la única fuente autorizada.[8], [9]

Estas posturas racistas antiamazigh enfurecieron a las comunidades amazigh, que reaccionaron cerrando oficinas gubernamentales en sus territorios y decidiendo crear su propia Autoridad de Asuntos Religiosos.

En noviembre de 2024, el Ministro del Interior del Gobierno de Unidad Nacional, con sede en Trípoli, anunció su intención de tomar medidas para hacer obligatorio el uso del velo islámico para todas las mujeres. Este anuncio ha causado inquietud entre las comunidades amazigh, ya que tales medidas no se ajustan a su cultura amazigh ni a su visión amazigh de una sociedad libre y pluralista.[10]

Retos políticos

A pesar de constituir una proporción sustancial de la población libia (en torno al 20 % del total), la comunidad amazigh ha seguido estando infrarrepresentada en las instituciones estatales. No están representados en los gobiernos libios, en el Consejo Presidencial, ni tampoco entre los jefes de las principales administraciones. Esta exclusión de los amazigh de los nexos de poder político les priva de la posibilidad de hacer oír su voz y aprovechar las oportunidades que podrían beneficiar a sus territorios.

En 2024, la comisión encargada de redactar las leyes electorales no tuvo en cuenta las sugerencias de los amazigh sobre una representación proporcional y la delimitación de distritos electorales que tomen en cuenta las características socioculturales específicas de los territorios. En consecuencia, los amazigh rechazaron las leyes electorales que propuso la comisión.

En noviembre de 2024, la Representante Especial Adjunta del Secretario General de la ONU y Jefa en funciones de la Misión de Apoyo de la ONU en Libia, Stephanie Koury, se reunió con representantes amazigh para abordar sus preocupaciones sobre una representación justa y una participación significativa en el ámbito político. Aunque los amazigh percibieron esta reunión como algo positivo, nada indica que las autoridades libias tengan la intención de escuchar sus demandas.

Entre los problemas de derechos humanos de las poblaciones amazigh figuran la discriminación cultural, las restricciones a la libertad de expresión, los desafíos a la autodeterminación y la represión. Los activistas pro derechos de los amazigh han sido detenidos y maltratados por los servicios de seguridad interna del Gobierno de Trípoli. Con frecuencia, estos activistas denuncian  la persistencia de obstáculos que limitan la realización de actividades culturales, restringen su libertad de expresión y dificultan la participación en la vida política del país.[11], [12]

Retos económicos

Los aparentes esfuerzos del Gobierno de Trípoli por modernizar los servicios y las instituciones locales no se han aplicado eficazmente en las regiones amazigh, históricamente ignoradas en los planes y proyectos de desarrollo del Estado, lo que ha perpetuado las disparidades económicas. En 2024, los amazigh seguían enfrentándose a importantes retos económicos derivados de la falta de iniciativas de desarrollo adecuadas, como en infraestructuras sanitarias y el suministro de agua.

Los proyectos nacionales de desarrollo se han asignado deliberadamente a las regiones no amazigh y a las ciudades afiliadas a grandes milicias y grupos armados, donde el Gobierno se esfuerza por mejorar las instalaciones. Asimismo, los grandes proyectos de infraestructura, como la construcción de carreteras y la mejora de los servicios públicos, se han adjudicado en gran medida a zonas alineadas con las autoridades gubernamentales, dejando los territorios amazigh con instalaciones en ruinas.

A pesar de la proximidad de los territorios amazigh a las zonas ricas en petróleo, las comunidades amazigh de las regiones de Nafusa, At Willul (Zwara) y Tiniri-Fezzan (tuareg) apenas han recibido ingresos petroleros mínimos.

La región de Kabaw, en el territorio amazigh de Nafusa, conocida en otra época por sus higos, aceitunas y almendras, ha experimentado un importante declive agrícola debido a las sequías provocadas por el calentamiento global. Los campos, que hasta principios de la década del 2000 eran verdes y prósperos, ahora son estériles. La falta de apoyo gubernamental a la adaptación al cambio climático y a las prácticas agrícolas sostenibles ha dejado a los agricultores en una situación desesperada.[13]

A pesar de haber contribuido durante muchos años a la construcción del “gran río artificial” de Libia mediante un impuesto sobre sus salarios, los habitantes de las regiones amazigh no están conectados a la red de tuberías de agua de este proyecto. En la región de Nafusa, la ausencia de políticas e infraestructuras eficaces de gestión del agua ha provocado una grave escasez de este recurso y ha obligado a muchos habitantes a abandonar sus hogares y granjas para emigrar a zonas urbanas. En esta región montañosa, la degradación medioambiental y la falta de apoyo gubernamental han provocado un descenso de la producción local de alimentos, lo cual ha agravado la inseguridad alimentaria.

La falta de oportunidades económicas ha contribuido al aumento del desempleo y provocado que muchos profesionales emigren a la capital y a las zonas costeras. A principios de 2024, se cerraron varias oficinas locales en la región de Nafusa debido a la falta de recursos y a la inseguridad, lo que obligó a los residentes a recorrer largas distancias para acceder a determinados servicios públicos. En Yefren, las sucursales bancarias y la Facultad de Educación cerraron durante ese mismo año.[14]

Los cierres periódicos del paso Ras Ajdir en la frontera con Túnez, cerca de la ciudad de At Willul (Zwara), perturban gravemente la economía de la región, lo que afecta los medios de subsistencia de las comunidades amazigh que dependen de estas actividades transfronterizas.[15]

Los retos de la juventud indígena en Libia

La juventud indígena libia, y en particular las mujeres jóvenes, se ven especialmente afectadas por el caos de seguridad existente. Esta situación dificulta su trabajo y sus estudios, obstaculizando su futuro. En palabras de Dihya, una joven amazigh de Nalut: “Lo más grande para mí es la falta de esperanza. Sueño con un país pacífico donde pueda ser libre, pero Libia está dominada por la violencia y la discriminación contra las mujeres, y no veo cómo pueden mejorar las cosas”. En Zwara, el joven Izem declara: “Me siento preocupado porque impera la ley de las armas y la injusticia”, y añade: “No confió en las instituciones gubernamentales porque propagan un discurso de odio y exclusión y se niegan a reconocer y respetar los derechos de las comunidades amazigh”.[16]

Otro reto lo afrontan los varios miles de jóvenes imohagh (tuareg) del sur de Libia, quienes siguen privados de documentos de identidad, lo que les impide beneficiarse de servicios como la educación y la salud. A pesar de estar al tanto, las autoridades gubernamentales no han resuelto este problema que persiste desde hace más de 40 años.

Belkacem Lounes es doctor en Economía, profesor universitario (Universidad de Grenoble Alpes), exmiembro experto del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones y Comunidades Indígenas en África de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (2016-2021), exmiembro del Mecanismo de Expertos de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2018-2020) y autor de numerosos informes y artículos sobre los derechos indígenas y de los amazigh.

Nasser Abouzakhar es un amazigh de Yefren (Libia), doctor en ingeniería científica, académico universitario, defensor de los derechos humanos y miembro del Consejo Federal del Congreso Mundial Amazigh.

 

Este artículo es parte de la 39ª edición de El Mundo Indígena, un resumen anual producido por IWGIA que sirve para documentar e informar sobre los desarrollos que han experimentado los pueblos indígenas. La foto de la publicación muestra la activista indígena Funa-ay Claver, del pueblo Bontok Igorot, junto a jóvenes indígenas activistas y otras personas protestan contra las leyes represivas y las violaciones de derechos humanos perpetradas por las acciones y proyectos del Gobierno de Filipinas y otros actores contra los Pueblos Indígenas. La protesta tuvo lugar durante el discurso nacional del Presidente Marcos Jr., el 22 de julio de 2024, en Quezon City, Filipinas. Fotografiada por Katribu Kalipunan ng Katutubong Mamamayan ng Pilipinas, es la portada del Mundo Indígena 2025 donde originalmente está escrito este artículo. Encuentra El Mundo Indígena 2025 completo aquí.

 

Notas y referencias

[1] Declaración constitucional libia. (2012). https://faolex.fao.org/docs/pdf/lib128759.pdf

[2] Bamba, Ali. “Libya: Bathily resigns from UN special mission” (Libia: Bathily dimite de la misión especial de la ONU). Africa News, 13 de agosto de 2024. https://fr.africanews.com/2024/04/16/libye-bathily-demissionne-de-la-mission-speciale-de-lonu/

[3] Assad, Abdulkader. “Libyan Amazigh Council denounce Interior Minister's Ras Ajdair actions” (El Consejo amazigh libio denuncia las acciones del Ministro del Interior en Ras Ajdair). Libya Obserer, 23 de marzo de 2024. https://libyaobserver.ly/news/libyan-amazigh-council-denounce-interior-ministers-ras-ajdair-actions

[4] Cordall, Simon Speakman. “Smuggler paradise on Tunisia-Libya border hurts as closure strangles trade” (El paraíso del contrabando en la frontera entre Túnez y Libia sufre mientras el cierre estrangula el comercio). Aljazeera, 19 de junio de 2024. https://www.aljazeera.com/news/2024/6/19/in-a-smuggler-paradise-on-tunisia-libya-border-closure-wrecks-livelihoods

[5] Assad, Abdulkader. “Koury listens to demands of Libyan Amazigh” (Koury escucha las demandas de los amazigh libios). Libya Observer, 11 de junio de 2024. https://libyaobserver.ly/inbrief/koury-listens-demands-libyan-amazigh

[6] Amnistía. (16 de febrero de 2024). Libia: la Agencia de Seguridad Interna debe poner fin a los abusos cometidos en nombre de la ”preservación de la virtud’”. https://www.amnistia.org/ve/noticias/2024/02/25806/libia-la-agencia-de-seguridad-interna-debe-poner-fin-a-los-abusos-cometidos

[7] Bienes donados con fines religiosos o benéficos.

[8] “Libya's religious tensions bubble to the surface again Libya” (Las tensiones religiosas vuelven a aflorar en Libia). Menas Associates, 18 de julio de 2024. https://menas.co.uk/blog/libyas-religious-tensions-bubble-to-the-surface-again

[9] Ghanmi, Lamine. “Fatwa against Ibadi Muslims in Libya risks igniting sectarian strife” (La fetua contra los musulmanes ibadíes en Libia corre el riesgo de encender la lucha sectaria). The Arab Weekly, 13 de agosto de 2017.  https://thearabweekly.com/fatwa-against-ibadi-muslims-libya-risks-igniting-sectarian-strife

[10] “Morality police and compulsory veil: a new political weapon in a divided Libya” (Policía de la moral y velo obligatorio: una nueva arma política en una Libia dividida). Courrier International, 13 de noviembre de 2024. https://www.courrierinternational.com/article/societe-police-des-m-urs-et-voile-obligatoire-une-nouvelle-arme-politique-dans-une-libya-divided_224490

[11]Amnistía Internacional. “Informe 2023/2024 de Amnistía Internacional. Libia”. https://www.amnesty.org/es/location/middle-east-and-north-africa/north-africa/libya/.

[12] Freedom House. Freedom in the world 2024. Libia (Libertad en el mundo 2024. Libia) https://freedomhouse.org/country/libya/freedom-world/2024

[13] “Once Fruitful, Libyan Village Suffers Climate Crisis” (Aldea libia, antes fructífera, sufre ante la crisis climática). Asharq Al-Awsat, 17 de junio de 2024. https://english.aawsat.com/varieties/5031595-once-fruitful-libyan-village-suffers-climate-crisis

[14] Índice de transformación de Bertelsmann (BTI). “Libya Country Report 2024” (Informe sobre Libia 2024). https://bti-project.org/en/reports/country-report/LBY

[15] Bin Musa, Ali. (22 de agosto de 2024). “Border Crossing Struggle Reflects Chronic Instability in Western Libya” (La lucha en los pasos fronterizos refleja la inestabilidad crónica en el oeste de Libia). Consejo de Oriente Medio sobre Asuntos Mundiales. https://mecouncil.org/blog_posts/border-crossing-struggle-reflects-chronic-instability-in-western-libya/

[16] Basado en entrevistas realizadas por Nasser Abouzakhar.

Etiquetas: Derechos Humanos, Juventud, Integridad cultural, Empresas y derechos humanos

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