El Mundo Indígena 2006: Editorial

El Mundo Indígena 2006: Editorial

Si bien hubo avances importantes en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas durante 2005, en este primer año del Segundo Decenio de los Pueblos Indígenas del Mundo (2005-2014) también se vio una cantidad incontable de negaciones o violaciones a estos mismos derechos. El documento final de la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas de 2005 es un paso extremadamente importante para los pueblos indígenas, ya que consolida el uso del término “pueblos indígenas” y reafirma el compromiso de los estados miembros de la ONU de proteger sus derechos humanos.

A la vez, plantea el compromiso con el trabajo a nivel local, nacional, regional e internacional para promover los derechos humanos de los pueblos indígenas, y resalta la necesidad de trabajar en este sentido a través de la colaboración o las consultas con ellos. Como los lectores de El Mundo Indígena 2006 podrán apreciar, este compromiso es oportuno y muy necesario. Muchos de los informes de países incluidos en este volumen documentan lo que ocurre cuando los gobiernos, y las autoridades en general, no cooperan o consultan con los pueblos indígenas al tomar decisiones que afectan sus vidas y sus derechos humanos. En nombre del desarrollo, el libre comercio o la conservación de la naturaleza, los derechos humanos de los pueblos indígenas son negados o violados año tras año. Esta edición de El Mundo Indígena da cuenta de que, ciertamente, éste ha sido el caso en el último año.

El panorama es el mismo en todo el mundo: los pueblos indígenas siguen estando al margen de la sociedad: son más pobres, tienen un menor nivel de educación, mueren a una edad más temprana, hay más probabilidades de que se suiciden y, en términos generales, tienen una peor salud que el resto de la población. Hasta en países desarrollados como Canadá y Australia las estadísticas muestran que la expectativa de vida de la población indígena es significativamente más baja que la de sus contrapartes no indígenas; en Australia, la brecha llega a ser de 20 años. Y en Estados Unidos, un tercio de los indígenas vive debajo de la línea de la pobreza, en comparación con uno de cada ocho dentro la población general. En los países en vías de desarrollo, donde la elevación del nivel de vida es un tema importante en la agenda, la mayor parte de las veces no se presta atención a los pueblos indígenas, a sus posiciones y consideraciones, al diseñar políticas y programas. La misma historia se repite año tras año, de país en país; este año, por ejemplo, nos enteramos de que en Etiopía el gobierno ha sacado un proyecto de Proclamación sobre la Administración y el Uso de la Tierra Rural en el cual se ignora completamente a los pastores y sus necesidades de acceder a tierras de pastura. El hecho de que su derecho a la posesión comunal de la tierra ya haya sido reconocido en otras leyes es simplemente ignorado. Lamentablemente, esta es una experiencia común para muchos pueblos indígenas del mundo. Sus derechos a la tierra, a los recursos naturales y, en un sentido más amplio, a mantener sus sistemas tradicionales de vida deben ser reclamados y defendidos una y otra vez, aun en los casos en que ya han sido sancionados en leyes nacionales o convenios internacionales. En las Filipinas, por ejem-plo, hay cada vez más comunidades indígenas que están logrando el reconocimiento oficial de sus derechos territoriales y obteniendo Certificados de Título de Dominio Ancestral. Pero el futuro de estos dominios ancestrales ahora se ve amenazado por una reforma agraria que busca asignar parce-las de tierra a los campesinos pobres. Las leyes existentes y las políticas sobre posesión y uso de la tierra son contradictorias, y aún no se ha resuelto cuál tiene preeminencia sobre la otra.

El autor del artículo sobre Paraguay lo expresa claramente al resumir la situación con la frase “cuantos más derechos se reconocen, más derechos se niegan o violan”. Ciertamente, en los últimos años se han visto cada vez más políticas y leyes que resguardan los derechos de los pueblos indígenas, pero su implementación sigue siendo pobre o se ve socavada por “intereses nacionales” que entran en conflicto. El Relator Especial para los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de los Pueblos Indígenas de la ONU ha identificado esta “brecha en la implementación” entre la legislación existente y las prácticas administrativas, legales y políticas como uno de los temas principales que deben ser tratados en los próximos años por todos los que están comprometidos con la causa de los pueblos indígenas. Como se ha estado informando en El Mundo Indígena en el transcurso de los años, el nivel de organización de los pueblos indígenas ha ido en aumento, y cada vez hay más organizaciones más fuertes a nivel local, nacional, regional e internacio-nal. Sus demandas siguen centrándose en el derecho crucial a la autodeterminación y el derecho a la tierra. Y si bien cada vez hay más instrumentos para defender estos derechos, se ha hecho muy poco para lograr su implementación, por lo cual hay motivos para pensar que la lucha continuará en los años venideros. La presión que hay sobre los medios de vida, la cultura y hasta la supervivencia de los pueblos indígenas es enorme. Es imposible resumir aquí la cantidad de amenazas que enfrentan los pueblos indígenas a lo ancho del mundo y que están documentadas en este libro en unas pocas páginas. Pero no hay duda de que la mayor amenaza -en el norte y en el sur, el este y el oeste por igual- sigue siendo la presión cada vez mayor sobre los recursos naturales del mundo. En nombre del desarrollo o del libre mercado, las plantaciones y las corporaciones que se dedican a la explotación minera, de petróleo y de gas invaden las tierras y territorios de los pueblos indígenas, y hacen que su vida y su supervivencia se tornen cada vez más difíciles. Las estrategias adoptadas por las organizaciones indígenas en todo el mundo para defender sus derechos van desde la organización y las protestas de todo tipo a nivel local –como en el caso de los pueblos indígenas en Kerala, en el sur de la India, que han mantenido un piquete por más de mil días frente a la fábrica de Coca Cola que está secando sus fuentes de agua y contaminando sus tierras- al uso de cortes nacionales o internacionales –como en Malasia, donde una cámara de apelaciones reafirmó el derecho de los Temuan Orang Asli a sus tierras tradicionales, o como en Paraguay, donde el estado recibió una or-den de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de otorgarles a los enxet de Yakye Axa el derecho a su territorio tradicional.

Pero hay que enfatizar que ha habido avances positivos importantes para los pueblos indígenas en algunas regiones y que estas experiencias deberían ser utilizadas de una manera constructiva. Entre ellos se puede mencionar el trabajo de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, que incluyó la adopción y publicación de un documento sobre la política de las comunidades/poblaciones indígenas en África. Habiendo dicho esto, también en este caso queda pendiente el desafío de implementar estos logros políticos en la vida cotidiana de los pueblos indígenas.

Al momento de ir a imprenta, la Asamblea General de la ONU aún no ha aprobado, o siquiera considerado, la tan esperada declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas (comúnmente llamada el “Proyecto de Declaración”). El Mundo Indígena 2006 es un testimonio fuerte de la necesidad de tener un instrumento global que establezca normas y sinceramente esperamos que en la próxima edición de este libro podamos informar acerca de su adopción.

Nuestra esperanza es que El Mundo Indígena 2006 sea utilizado por quienes diseñan políticas públicas y proyectos de desarrollo en todos los niveles, por activistas indígenas que necesitan información específica sobre experiencias en otras partes del mundo, por académicos y, en general, por todos los que quieran escuchar las voces y preocupaciones de los pueblos indígenas en este momento en particular.

 

 

Sille Stidsen

Editora

 

Jens Dahl

Director

 

 

abril de 2006

 

Este artículo es parte de la 20ª edición de El Mundo Índigena. La publicación es un resumen de los principales acontecimientos que los pueblos indígenas han vivido. Descarga El Mundo Indígena 2006 aquí

Etiquetas: Derechos Territoriales, Derechos Humanos, Informe de IWGIA

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