• Pueblos indígenas en Etiopía

    Pueblos indígenas en Etiopía

    Etiopía es el hogar de una gran diversidad de personas que hablan más de 80 idiomas. Aún así, Etiopía no tiene legislación que proteja o aborde los derechos de los pueblos indígenas.

El Mundo Indígena 2023: Etiopía

Los pueblos indígenas de Etiopía representan una proporción importante de la población del país, la cual se calcula que asciende a 120 millones de habitantes. Alrededor del 12 % son pastores que viven en todo el país, en particular en las tierras bajas, que constituyen alrededor del 60 % de la superficie total de Etiopía. También hay varias comunidades de cazadores-recolectores, como los pueblos Majang (Majengir) y Anuak, que viven en los bosques del estado regional de Gambela.

Se cree que Etiopía tiene la mayor población de ganado de África, de la cual un número importante está en manos de comunidades de pastores que viven en tierras que en los últimos años han sido objeto de una gran demanda por parte de inversionistas extranjeros. Este “acaparamiento de tierras” no ha hecho sino acentuar la ya de por sí delicada situación política y económica de los pueblos indígenas de Etiopía. El acceso de los pueblos indígenas a la atención de salud y a la educación primaria y secundaria sigue siendo muy insuficiente. En los últimos años, la convergencia de conflictos y desastres naturales ha agravado aún más las dificultades a las que se enfrentan los pueblos indígenas en Etiopía.

Según la Constitución de 1995, la tierra es propiedad del estado y de los pueblos de Etiopía, y no puede venderse ni intercambiarse. En ella se garantizan los derechos de los pastores a la tierra gratuita para el pastoreo y el cultivo, así como el derecho a no ser desplazados de sus propias tierras. Aunque la Constitución establece que la aplicación de estas disposiciones constitucionales se determinará por ley, no existe una legislación nacional que proteja los derechos de los pueblos indígenas. Etiopía no ha ratificado el Convenio 169 de la OIT y no estuvo presente en la votación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (UNDRIP).


 

En los últimos cuatro años, Etiopía se ha visto inmersa en una montaña rusa que comenzó con un torbellino de reformas políticas y legales, así como promesas de paz y reconciliación, pero que rápidamente se precipitó a lo que parece un pozo sin fondo de conflictos, agitación e incertidumbre política. En la actualidad, el país sufre inseguridad, anarquía, corrupción generalizada, niveles de inflación sin precedentes y un aumento del costo de la vida. Por si fuera poco, está sufriendo una de las peores sequías de su historia reciente. En medio de esta conjunción de crisis, las comunidades indígenas más vulnerables e históricamente marginadas, entre otras, se ven afectadas de forma desproporcionada. Así pues, el año 2022 fue un periodo de pruebas y tribulaciones para los pueblos indígenas de Etiopía.

 

Norte de Etiopía

Desde que estalló la guerra en el norte del país en noviembre de 2020 entre el gobierno federal y sus aliados, por un lado, y las fuerzas de Tigray, por otro, se han perdido miles de vidas, millones de personas han sido desplazadas, la destrucción de propiedades e infraestructura asciende a miles de millones de dólares y el efecto dominó que todo esto ha generado se ha sentido en todo el país. Los conflictos y los disturbios en otras partes del territorio nacional donde se encuentran comunidades indígenas, como Oromía, Benishangul Gumuz, Gambela y las Naciones y Pueblos del Sur (SNNP), también agravaron aún más la situación humanitaria, económica y de seguridad del país en general.

Aunque el principal escenario del conflicto en el norte ha sido la región de Tigray, en 2021 y 2022 este se extendió a los estados regionales vecinos de Afar y Amhara; el impacto sobre los habitantes de estas tres regiones ha sido devastador. El estado regional de Afar, hogar de las comunidades indígenas de pastores que llevan el mismo nombre, ha sido testigo de algunos de los combates más encarnizados, ya que es un lugar estratégico por el que se transporta el 90 % de las importaciones y exportaciones del país. A principios de año, los frentes de batalla se trasladaron a Afar, lo que, según los informes, ocasionó el desplazamiento de 300.000 personas en la región.[1] 

El conflicto se ha caracterizado por terribles violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario cometidas por ambas partes. Como indica uno de los informes sobre Afar:

un número considerable de civiles ha muerto, sufrido lesiones físicas y psicológicas, así como violencia sexual y de género, como consecuencia directa de los actos de violencia cometidos por las partes en conflicto. Se saquearon o destruyeron centros de salud, escuelas, lugares de culto, instalaciones e infraestructuras públicas y propiedades de civiles. Cientos de miles de personas se han visto desplazadas y sometidas a un sinnúmero de dificultades.[2]

El conflicto no solo ha causado numerosas víctimas y la destrucción de las escasas y deterioradas infraestructuras de Afar, una de las regiones menos desarrolladas de Etiopía y con el entorno natural más hostil para la existencia humana, sino que también ha fracturado la cordial relación que durante décadas habían mantenido las regiones de Afar y Tigray y sus respectivas poblaciones. Se necesitará algún tiempo y un considerable esfuerzo coordinado para reconstruir Afar y reparar las relaciones entre ambos pueblos. La destrucción y la interrupción de los sistemas de subsistencia que ocasionó el conflicto en Afar también requieren atención urgente. 

 

Conflicto fronterizo entre las regiones Afar y Somali

La frontera entre las dos principales comunidades de pastores de Etiopía, los afar y los somalíes, que tienen sus propios estados regionales, a menudo es objeto de conflictos violentos debido a antiguas disputas por territorios.[3] El acuerdo federal de base étnica parece haber agravado e intensificado aún más la controversia. Las zonas en disputa cuentan con importantes recursos, como el río Awash y la carretera y la línea de ferrocarril entre Addis Abeba y Yibuti, que ambas comunidades necesitan para sus actividades ganaderas y comerciales, así como para sus ingresos.

Los violentos enfrentamientos entre las dos comunidades indígenas continuaron en 2022. Según informes, en agosto la milicia y las fuerzas especiales de la región Afar, bien equipadas de armas por el gobierno federal como aliadas en la lucha contra las fuerzas de Tigray, atacaron aldeas en disputa de la región Somali, lo que causó cientos de muertes de civiles, destrucción masiva, robos y desplazamientos de residentes locales.[4] En noviembre estalló otro conflicto en Dheymeed Woreda, en el estado regional Somali, en el que murieron al menos 18 civiles, varios resultaron heridos y miles más desplazados.[5]

 

Oromía

Si bien los combates cesaron en el norte de Etiopía como consecuencia del Acuerdo de Cese Permanente de Hostilidades firmado entre las partes beligerantes en noviembre de 2022, el conflicto en Oromía, donde se encuentran algunas comunidades de pastores indígenas, se recrudeció hacia finales de año cuando el gobierno federal emprendió una guerra a gran escala contra lo que denomina el grupo rebelde Ejército de Liberación Oromo-Shane (OLA-Shane), al que se acusa de atacar a civiles, ejecutar y secuestrar a funcionarios del Gobierno, así como de destruir y saquear propiedades. Debido a los combates, algunas zonas están incomunicadas, lo que las hace inaccesibles y las priva de servicios básicos como electricidad, telefonía e Internet.

 

Benishangul

En la región de Benishangul Gumuz, donde viven las comunidades indígenas gumuz y shinasha, la situación en la conflictiva zona de Metekel[6] es grave. Se acusa a grupos armados gumuz de atacar y asesinar a personas de etnia amhara, lo que ha llevado a establecer un puesto de mando militar desde septiembre de 2020 con estrictos horarios de toque de queda y medidas de seguridad. La violencia en la región ha desplazado a unas 411.014 personas. Miles de desplazados internos, principalmente gumuz, no han recibido ayuda alimentaria, servicios de salud y nutrición de emergencia, refugio ni artículos no comestibles.[7] Al menos 12.000 casas, 142 escuelas, 107 puestos de salud y 183 puestos zoosanitarios han sufrido daños. De los 1.494 sistemas de abastecimiento de agua de la zona, 660 no funcionan.[8]

 

Gambela

La región de Gambela, donde viven las comunidades indígenas anyuak y nuer, también ha sido testigo de violentos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los grupos rebeldes que operan en la región. Por ejemplo, en junio, OLA-Shane y el Frente de Liberación de Gambela (GLF) lanzaron un ataque conjunto por sorpresa contra la capital regional en el que murieron aproximadamente 37 personas.[9] Los murle armados del vecino Sudán del Sur también organizan frecuentes ataques, roban ganado y secuestran niños. En febrero, un grupo armado murle atacó el campo de refugiados de Dima, en la región etíope de Gambela, en el que mataron a una persona e hirieron a otras dos.[10]

 

Impacto del cambio climático

Etiopía está sufriendo una de las sequías más graves de los últimos 40 años tras cuatro temporadas consecutivas sin lluvias desde finales de 2020. Como consecuencia, las comunidades de pastores y agropastores en el sur y el este de Etiopía han sufrido el impacto de las múltiples y a menudo recurrentes sequías. Además, estas comunidades han padecido el impacto de plagas de langosta del desierto, conflictos y brotes de enfermedades, incluida la pandemia de COVID-19. La sequía está agravando una situación compleja en la región Somali de Etiopía, que ya recibía a millones de desplazados internos. Otras regiones del país afectadas por la sequía son Afar, Oromía y SNNP.[11] La zona de Borena, en la región de Oromía, es una de las más afectadas del país. 

Según la Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna (FEWS NET),

las condiciones de los pastos se encuentran entre las más secas registradas, con pocas o ninguna opción de migración. ... se estima que entre finales de 2021 y mediados de mayo de 2022 han muerto 3,5 millones de cabezas de ganado, y es probable que el tamaño de los rebaños siga disminuyendo, debido al reducido número de nacimientos en el ganado esta temporada y a la elevada explotación que se prevé durante la próxima estación seca. Otros 25 millones de cabezas de ganado debilitadas y macilentas también corren el riesgo de morir, lo que sería devastador para una población que depende en gran medida del ganado para su nutrición, especialmente para los niños, así como para sus ingresos.[12]

Solo en la región Somali, más de 286.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en los últimos dos años y actualmente viven en campamentos informales a las afueras de las ciudades. La mayoría son mujeres y niños. El desplazamiento aumenta el riesgo de violencia y explotación sexual para las mujeres. El cierre total o parcial de más de 1.100 escuelas en la región Somali a causa de la sequía también hace que las niñas sean más vulnerables al trabajo infantil y al matrimonio precoz.[13]

En la región de Gambela, las fuertes lluvias que cayeron entre principios de agosto y octubre provocaron inundaciones en 12 distritos y desplazaron a unas 180.000 personas. Los desplazados se refugiaron en albergues deficientes y superpoblados, como escuelas y centros de salud; algunos de ellos siguen viviendo a la intemperie. El 72 % de las tierras de cultivo resultaron dañadas (sobre todo el maíz, alimento básico) y, según los informes, un promedio del 8 % del ganado murió. Asimismo, existe una destrucción generalizada de propiedades e infraestructuras sociales. Doscientos cincuenta sistemas de abastecimiento de agua en 10 woredas afectadas por las inundaciones han dejado de funcionar y requieren mantenimiento. Además, más de 70 instalaciones sanitarias han sufrido impactos por las inundaciones, lo que ha dejado a la población de estas zonas sin acceso a servicios de salud. También existe un alto riesgo de brotes de enfermedades transmitidas por el agua debido a las aguas estancadas y a la falta de higiene y saneamiento. Mientras tanto, al menos 135 escuelas han resultado dañadas por las inundaciones, lo que ha afectado la educación de más de 56.000 niños.[14]

 

Iniciativa Legado Verde y la política pastoril

En 2019, el Despacho del Primer Ministro lanzó su proyecto insignia, Legado Verde, con el ambicioso plan de plantar 20.000 millones de árboles para 2024. Aunque se trata de una iniciativa encomiable, el proyecto se centra principalmente en las tierras altas y las zonas urbanas, y desatiende las tierras bajas y secas en las que habitan los pastores y donde más se necesita.

Tampoco se han tomado medidas concretas para la implementación de la política pastoril y la estrategia de implementación que el Consejo de Ministros adoptó en marzo de 2020. Una razón de ello podrían ser las distracciones que han ocasionado los conflictos en curso, así como el enfoque de desarrollo, mal informado y equivocado, centrado en las zonas urbanas del Gobierno, que parece ignorar que el país tiene una economía basada en la agricultura y que la inmensa mayoría de la población vive en zonas rurales. Esta afirmación puede corroborarse con lo que se conoce como el “Plan Decenal de Desarrollo: Un camino hacia la prosperidad 2021-2030”, que se elaboró sin consulta pública y carece de una política rural clara y pertinente. Mientras esto no se corrija, se seguirán pisoteando las demandas y los intereses de los habitantes de las zonas rurales en general y de las comunidades indígenas en particular.

 

Conclusiones

La firma del Acuerdo de Cese Permanente de Hostilidades de noviembre de 2022 ha brindado alivio y se espera que conduzca a la rehabilitación, reconstrucción y recuperación de las comunidades y zonas afectadas. No obstante, también habrá que resolver pacíficamente los conflictos que asolan otras partes del país. Se requiere un diálogo nacional auténtico y exhaustivo con la plena participación de todas las partes interesadas, incluidas las comunidades indígenas históricamente marginadas, con el fin de sentar bases firmes para una paz duradera, la reconciliación, la sanación y el desarrollo sostenible. Hay que romper de una vez por todas el círculo vicioso de opresión, marginación, discriminación e impunidad, que es el núcleo de los males de Etiopía. Todo lo demás puede crear una apariencia de estabilidad durante un breve periodo, pero en última instancia sumirá al país en el abismo de los conflictos interminables y la desintegración.  

 

 

Samuel Tilahun Tessema es el asesor jurídico principal sobre Sudán del Sur y Sudán para el Enviado Especial de la IGAD, y miembro experto del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas, Comunidades y Minorías de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.    

 

Este artículo es parte de la 37a edición de El Mundo Indígena, un resumen anual producido por IWGIA que sirve para documentar e informar sobre los desarrollos que los pueblos indígenas han experimentado. La foto de arriba es de una persona indígena en Tanzania. Esta foto fue tomada por Geneviève Rose, y es la portada de El Mundo Indígena 2023 donde aparece este artículo. Encuentra El Mundo Indígena 2023 completo aquí.

 

 

Notas y referencias

[1] Gerth-Niculescu, Maria. “‘My brothers and sisters are dying’: Inside the conflict in Ethiopia’s Afar region” (“Mis hermanos y hermanas están muriendo”: El interior del conflicto en la región etíope de Afar). The New Humanitarian, 31 de marzo de 2022. https://www.thenewhumanitarian.org/news-feature/2022/03/31/inside-the-conflict-in-Ethiopias-Afar-region

[2] Comisión de Derechos Humanos de Etiopía. “Afar and Amhara Regions: Report on Violations of Human Rights and International Humanitarian Law in Afar and Amhara Regions of Ethiopia” (Regiones de Afar y Amhara: Informe sobre las violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario en las regiones de Afar y Amhara en Etiopía). 11 de marzo de 2022. https://ehrc.org/afar-and-amhara-regions-report-on-violations-of-human-rights-and-international-humanitarian-law-in-afar-and-amhara-regions-of-ethiopia-published/

[3] Las zonas en disputa son tres kebeles situados en las zonas 1 y 3 de Afar y en la zona Sitti de la región Somali. Las zonas incluyen el kebele Adaytu de Mille Woreda, el kebele Undufo en Gewane Woreda, y el kebele Gedamaytu en Amibara Woreda. Los somalíes étnicos que habitan el territorio en disputa quieren unirse al vecino estado regional somalí de Etiopía, acción a la que se oponen firmemente las autoridades regionales de Afar.

[4] Hadi, Mohamed. “The mass exodus of Ethiopian Somalis to Sitti Zone” (El éxodo masivo de los somalíes etíopes a la zona Sitti). Ethiopia Insight, 11 de octubre de 2022. https://www.ethiopia-insight.com/2022/10/11/the-mass-exodus-of-ethiopian-somalis-to-sitti-zone/

[5] Abeba, Addis. “Ethiopia: More than a Dozen Civilians Killed Following Latest Clashes Between Afar, Somali Regions Militias Near Border Areas” (Etiopía: Más de una docena de civiles han muerto como consecuencia de los últimos enfrentamientos entre las milicias de las regiones Afar y Somali cerca de las zonas fronterizas). allAfrica, 12 de noviembre de 2022. https://allafrica.com/stories/202211120084.html

[6] La zona de Metekel, situada en la región etíope de Benishangul Gumuz, alberga numerosos grupos étnicos, como los gumuz, los amharas y los shinashas. La región comparte frontera al oeste con Sudán y es también el lugar donde se encuentra la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD). En 2019, las tensiones y la violencia intercomunitarias estallaron en las zonas fronterizas con Gondar Occidental de la región de Amhara. En 2021, la violencia evolucionó hacia complejos enfrentamientos armados, con informes de ataques indiscriminados contra civiles. Los ataques de grupos armados no identificados han causado miles de muertos y 150.000 desplazados en las woredas de Bullen, Dangur, Dibate, Guba, Mandura y Wombera, que representan más del 30 % de la población total de la zona de Metekel.

[7] Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU. “Ethiopia: Access Snapshot, Metekel Zone (Benishangul Gumuz Region)” (Etiopía: Resumen de la situación en la zona de Metekel en la región de Benishangul Gumuz). 30 de abril de 2022. https://reliefweb.int/report/ethiopia/ethiopia-access-snapshot-metekel-zone-benishangul-gumuz-region-30-april-2022

[8]Ethiopia humanitarian country visits Metekel Zone of Benishangul Region to see humanitarian situation, response” (El equipo humanitario etíope visita la zona de Metekel de la región de Benishangul para ver la situación y la respuesta humanitarias). Naciones Unidas Etiopía, 25 de abril de 2022. https://ethiopia.un.org/en/179072-ethiopia-humanitarian-country-team-visits-metekel-zone-benishangul-region-see-humanitarian

[9] Wilkins, Henry. “What’s Behind Violence in Ethiopia’s ‘Other’ Conflict?”(¿Qué hay detrás de la violencia en el “otro” conflicto de Etiopía?). Voice of America - Africa, 2 de septiembre de 2022. https://www.voanews.com/a/what-s-behind-violence-in-ethiopia-s-other-conflict-/6729178.html

[10] Cirino, Winni. y Selam Mulugeta. “The many conflicts within the Ethiopia-South Sudan transboundary conflict” (Los múltiples conflictos dentro del conflicto transfronterizo Etiopía-Sudán del Sur). The Niles, 16 de agosto de 2022. https://www.theniles.org/en/articles/society/20858/

[11] Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU. “Ethiopia: drought response July – December 2022 (Revised)” (Etiopía: respuesta a la sequía de julio a diciembre de 2022 [Revisado]). 8 de septiembre de 2022. https://reliefweb.int/report/ethiopia/ethiopia-drought-response-july-december-2022-revised

[12] Ibid.

[13] Creta, Sara. “Ethiopia’s worsening drought sees hunger number soar” (A medida que la sequía en Etiopía empeora, se disparan las cifras de la hambruna). The New Humanitarian, 17 de agosto de 2022. https://www.thenewhumanitarian.org/news-feature/2022/08/17/drought-Ethiopia-hunger-pastoralism-climate-change

[14] UNICEF. “Ethiopia: Humanitarian Situation Report No. 10” (Etiopía: Informe sobre la situación humanitaria n.º 10). Octubre de 2022. https://reliefweb.int/report/ethiopia/unicef-ethiopia-humanitarian-situation-report-no-10-october-2022

Etiquetas: Gobernanza Global

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