El Mundo Indígena 2025: Colombia

La información demográfica actualizada y proyectada a 2024 a partir del censo general de población de Colombia 2018, indica que el número de personas que se autoreconocen como integrantes de alguno de los 115 Pueblos Indígenas del país asciende a 2.489.189, es decir el 4,7 % del total de la población.[i]
La geografía de los territorios indígenas abarca regiones costeras sobre los océanos Atlántico y Pacífico, áreas en las montañas andinas, selvas tropicales del noroeste de la Amazonía, llanuras orinoquenses, amplias zonas desérticas y tierras insulares. Alrededor del 54,9 % de la población indígena habita en zonas rurales dispersas o centros poblados que se localizan al interior de 896 resguardos formalizados,[ii] mientras que el 41,5 % reside en áreas urbanas o centros poblados por fuera de resguardos.
Fuente: elaboración propia a partir de DANE, 2018[iii]
Aunque la dinámica de las poblaciones indígenas varía ostensiblemente entre los diversos pueblos y regiones, es posible afirmar que se caracteriza por mayores tasas de natalidad y menor esperanza de vida que la población general, lo cual se refleja en una pirámide indígena típica de poblaciones jóvenes o en crecimiento que apenas muestra sus primeros indicios de disminución de natalidad.
Fuente: elaboración propia a partir de DANE 2018, 2024
Si bien algunos pueblos presentan pirámides muy singulares que difieren notoriamente del prototipo general, la estructura típica indica que el número de personas en el rango de edad entre 15 y 25 años representa el 20,6 % del total de la población indígena, aproximadamente 259 mil hombres y 254 mil mujeres en 2024. Este importante segmento corresponde a una generación que enfrenta múltiples desafíos claves para la pervivencia de sus sociedades y culturas, y viene asumiendo retos significativos tanto al interior de sus comunidades como de cara a la sociedad hegemónica y los problemas globales.
Durante 2024, los jóvenes indígenas continuaron avanzando en procesos de organización y afianzaron su participación en múltiples escenarios locales, regionales, en la vida nacional y en el destino global de los pueblos.
Este artículo es parte de la 39ª edición de El Mundo Indígena, un resumen anual producido por IWGIA que sirve para documentar e informar sobre los desarrollos que han experimentado los pueblos indígenas. La foto de la publicación muestra la activista indígena Funa-ay Claver, del pueblo Bontok Igorot, junto a jóvenes indígenas activistas y otras personas protestan contra las leyes represivas y las violaciones de derechos humanos perpetradas por las acciones y proyectos del Gobierno de Filipinas y otros actores contra los Pueblos Indígenas. La protesta tuvo lugar durante el discurso nacional del Presidente Marcos Jr., el 22 de julio de 2024, en Quezon City, Filipinas. Fotografiada por Katribu Kalipunan ng Katutubong Mamamayan ng Pilipinas, es la portada del Mundo Indígena 2025 donde originalmente está escrito este artículo. Encuentra El Mundo Indígena 2025 completo aquí.
Más que un diálogo intergeneracional
En el ordenamiento social de la mayor parte de los Pueblos Indígenas colombianos no existía una separación o ruptura generacional de los ciclos de vida. Desde muy temprana edad los niños y niñas participaban de la vida comunitaria, y su pasaje a la adolescencia y adultez no estaba marcado por tensiones psicológicas, sociales o políticas que determinaran la construcción de su identidad individual y social. Esta manera de ser y estar en el mundo sigue vigente en múltiples pueblos, especialmente aquellos localizados en las regiones geográficas más apartadas de los centros de poder, como la Orinoquia, la Amazonía y el Chocó biogeográfico.
De alguna manera, la categoría de “lo juvenil” surge de la presión performativa que han ejercido los contextos dominantes a través de la escuela y de los medios de comunicación que exhiben y remarcan estereotipos, exclusiones, conflictos y dilemas propios de la juventud en el mundo occidental. Sin poder sustraerse a estas reglas, los jóvenes indígenas se debaten entre la negación colonialista de sus tradiciones y culturas, y la resignificación de sus raíces, además de someterse a una redoblada discriminación que se funda, por un lado, en su origen y procedencia étnica y, por otro, en las diversas subordinaciones de los jóvenes en la sociedad hegemónica.
Sin desconocer estas encrucijadas, la juventud indígena ha venido forjando y disputando nuevos espacios de encuentro y participación que hacen puente entre los problemas territoriales de sus comunidades, los escenarios urbanos a donde muchos llegan por efecto del desplazamiento, el conflicto armado y el despojo, y los desafíos globales que enfrenta la humanidad ante las crisis ambientales, migratorias, armadas y la depredación de la naturaleza.
(…) consideramos que esas mingas que van más allá de las fronteras territoriales nos permitirán también tener una perspectiva más amplia más global (…) Hay diferentes dinámicas sociales que van más allá de las dinámicas propias de nuestros usos y costumbres y que tal vez con esos saberes que tienen pueblos hermanos desde los diferentes rincones del mundo podamos también impulsar y darle un poco mayor de fuerza a eso que se quiere desde los Pueblos Indígenas en Colombia a través de las juventudes. (Jonatan Mueces, joven del Pueblo Pastos, 2023)
Uno de estos escenarios es la Delegación Nacional de Juventud Indígena (DENAJI) que opera desde la Mesa Permanente de Concertación con los Pueblos Indígenas (MPC),[iv] una de las principales instancias de nivel nacional para el relacionamiento entre los Pueblos Indígenas y el Estado colombiano. La MPC está conformada por cinco de las organizaciones más representativas de los pueblos de varias regiones del país: Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC); Organización Nacional de Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC); Autoridades Tradicionales Indígenas de Colombia - Gobierno Mayor; Autoridades Indígenas de Colombia AICO Por la Pacha Mama; Confederación Indígena Tayrona (CIT).
Uno de los cometidos de la DENAJI es la inclusión de un capítulo especial sobre jóvenes indígenas en la Política Pública Nacional de Juventud y una hoja de ruta para su implementación. Igualmente se ha trazado el objetivo de incidir en acontecimientos trascendentales para el país, como son la implementación del Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz de 2016,[v] firmado entre el Estado y la ex guerrilla de las FARC, así como los nuevos diálogos con actores armados ilegales previstos en la política de la “Paz Total” para la solución definitiva del conflicto armado promovida por el actual Gobierno.[vi]
Otros temas que debaten los jóvenes indígenas en estos escenarios son los modelos educativos, las oportunidades de trabajo y la migración a las ciudades, entre otras cuestiones. En el ámbito educativo, se plantean las limitaciones de acceso a la educación secundaria y superior debido a barreras geográficas, económicas y culturales a pesar de que en las últimas décadas ha aumentado el número de jóvenes que acceden a universidades públicas y programas de educación intercultural.
En el mercado laboral, los jóvenes de algunas regiones —especialmente aquellos que se han visto desplazados de sus territorios como consecuencia del conflicto armado o de una precaria situación económica—, enfrentan altas tasas de desempleo y subempleo agravadas por la discriminación o por la falta de competencias técnicas que les impide competir en igualdad de condiciones por puestos de trabajo en zonas urbanas.
Frente a estos problemas, vienen trabajando en modelos educativos propios innovadores que incluyen programas de educación superior bajo principios de saberes y prácticas descolonizadas, o propuestas de trabajo como los empleos verdes que responden mejor a sus aspiraciones diferenciales y sus anhelos de reconexión con los territorios de origen.[vii]
La COP de los pueblos
Durante el año 2024, el Gobierno nacional redobló sus apuestas por la reconfiguración de las prioridades nacionales en torno a la preservación de la vida en sus múltiples manifestaciones, pero particularmente en relación con la biodiversidad, el agua, los bosques y la transformación de la matriz energética como eje articulador de las políticas económicas, sociales, políticas y comunicacionales del país.
Con estos derroteros, el país se comprometió a fondo con la realización de la edición 16 de la Conferencia bianual derivada del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), tratado internacional adoptado en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992. Bajo el lema “Paz con la Naturaleza”, la COP16 realizada en octubre de 2024 en Cali, Colombia, logró convocar a los más diversos sectores académicos, económicos, gubernamentales y medios de comunicación, así como a las organizaciones sociales que jugaron un rol protagónico en el desarrollo y logros de la Conferencia.
Desde las diferentes regiones, los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes se sumaron activamente a la COP16. Con meses de antelación prepararon una agenda de participación tanto en los escenarios científicos, culturales y divulgativos abiertos al público (zona verde), como en las reuniones oficiales de las cuales hicieron parte como integrantes de la delegación de Colombia (zona azul).
Desde la preparación de estos eventos, las mujeres y los jóvenes indígenas y afrodescendientes jugaron un papel inspirador al compartir conocimientos y experiencias ancestrales para la conservación de la biodiversidad, pero también al presentar propuestas concretas para proteger la diversidad biológica, valorar los recursos y conocimientos ancestrales, defender sus derechos en el diálogo global de la COP16 y del Convenio de Diversidad Biológica, y aportar a la construcción de un nuevo modelo de desarrollo viable para toda la humanidad.[viii]
Es imperante que los Estados Parte y la humanidad reconozcan y respeten todas las formas de vida para sanar y restablecer la armonía y el equilibrio como núcleo esencial de la paz global entre los seres que habitamos la Madre Tierra. Finalmente, los Pueblos Indígenas, originarios y nacionalidades hacemos un llamado a los Gobiernos del Mundo a que replanteen el modelo de desarrollo económico extractivista que mantiene en riesgo la existencia de la Madre Tierra como nuestra casa común y de la humanidad, para avanzar en la construcción de modelos que garanticen la vida y la paz. (MPC-COP 16, 2024)[ix]
Sin lugar a dudas, la COP16 alcanzó logros de importancia global y nacional entre los que se destacan:
- La aprobación del acuerdo para la definición de áreas marinas de especial importancia ecológica en aguas internacionales y el compromiso de todos los países para implementar mecanismos y acciones de protección de estas áreas una vez sean identificadas.
- La creación del Fondo Multilateral Cali al cual deberán pagar las empresas que utilizan bases de datos digitales de información genética (1 % de sus ingresos o 0,1 % de sus ventas). Este dinero se distribuirá en los países que tienen mayor biodiversidad.
- El reconocimiento al vínculo entre la biodiversidad y el cambio climático para ser presentado e impulsado formalmente en la COP29 del clima.
- La creación de un Fondo multidonante para la protección del Chocó biogeográfico, que se extiende entre Panamá, Colombia y Ecuador a lo largo del corredor del Pacífico.
- La definición de una ruta y arquitectura financiera preliminar que integra varias estrategias para el financiamiento de las acciones de protección de la biodiversidad, la cual quedó ligada a los indicadores de cumplimiento de las metas del CDB.
- La aprobación de la primera negociación de un Plan de Acción en Biodiversidad y Salud que establece las bases para un trabajo articulado entre la salud y el medio ambiente.
De interés particular para los pueblos y comunidades étnicas de Colombia y el mundo, son los siguientes logros de la COP16:
- La aprobación del Programa de Trabajo con los Pueblos Indígenas y Comunidades Locales para la aplicación del artículo 8j[x] y otras disposiciones conexas del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
- La aprobación de la conformación de un órgano subsidiario de las comunidades y los Pueblos Indígenas como cuerpo consultivo del CDB.
- La aprobación del reconocimiento de la contribución de los Pueblos Afros a la conservación de la biodiversidad en el marco del Convenio sobre Diversidad Biológica.
Durante la COP, los jóvenes indígenas participaron en talleres, campamentos, eventos académicos y culturales, con el objetivo de hacer públicas sus posturas y hacer propuestas frente a los desafíos globales para la conservación de la biodiversidad, afrontar las vulnerabilidades asociadas con el cambio climático, y ampliar su incidencia en foros globales como la COP y demás mecanismos multilaterales relacionados con el ambiente.
(…) el día 21 de octubre se realizó el taller Juventudes Indígenas en Acción por la Conservación de la Biodiversidad y la Incidencia ante el Cambio Climático con el propósito de forjar una estrategia regional de impacto para los jóvenes y adolescentes indígenas en su contribución a la preservación de la Biodiversidad. [igualmente realizaron] el Campamento Adolescentes y Jóvenes Indígenas en acción por la Conservación de la Biodiversidad, donde los participantes enfatizaron la importancia de basar la implementación del Marco Global Kunming Montreal sobre Biodiversidad en el principio de equidad intergeneracional. (FILAC, 2014)[xi]
Los Pueblos Indígenas son ahora autoridades ambientales
Desde la promulgación de la Constitución Política de Colombia de 1991 y el Convenio 169 de la OIT, los pueblos y organizaciones indígenas colombianos demandaron al Estado ser reconocidos como autoridades ambientales en sus territorios basados en sus derechos a la autonomía y la autodeterminación. Sin embargo, desde ese entonces muchas de las decisiones sobre asuntos ambientales incluyendo la expedición de licencias, permisos y autorizaciones han estado en manos del Ministerio de Ambiente, de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, y de las Corporaciones Autónomas Regionales de Desarrollo Sostenible, entidades con las cuales, a menudo, se presentan contradicciones y tensiones de difícil resolución debido a la imposición unilateral de decisiones institucionales, el debilitamiento de la gobernabilidad de los territorios indígenas, o la omisión de Consulta y Consentimiento Previo, Libre e Informado, entre otros.
Esta anomalía fue abordada por el actual Gobierno desde el momento en que se desarrolló el proceso de Consulta Previa con los Pueblos Indígenas a propósito de la formulación del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026. En ese contexto, se adquirieron una serie de compromisos entre los cuales está el avance en la garantía del derecho autonómico al manejo y control de los bienes naturales existentes en los territorios indígenas. Para darle cumplimiento a esta obligación, el Gobierno nacional y las organizaciones de los pueblos acordaron el texto del Decreto Presidencial 1275 de 2024: “Por el cual se establecen las normas requeridas para el funcionamiento de los territorios indígenas en materia ambiental y el desarrollo de las competencias ambientales de las autoridades indígenas y su coordinación efectiva con las demás autoridades y/o entidades”.[xii] Respecto a este hito normativo, la Mesa Permanente de Concertación con los Pueblos Indígenas expresa:
Este importante avance no solo reafirma nuestro compromiso con la protección y defensa del territorio, sino que también fortalece la autonomía de las comunidades y sus formas de vida. Este decreto es un paso significativo hacia el reconocimiento y respeto de nuestros derechos ancestrales, garantizando la preservación de nuestro entorno natural y cultural para las generaciones futuras. (MPC, 2024)
Paz total y juventudes indígenas
A pesar de los esfuerzos del actual Gobierno y de amplios sectores de la sociedad por alcanzar la “Paz Total” y superar las causas estructurales de las violencias históricas, uno de los graves problemas que aún enfrentan los jóvenes indígenas colombianos es la permanente zozobra por las prácticas de guerra de los actores armados ilegales en sus territorios.
Entre los hechos de mayor impacto señalados por las comunidades y organismos de derechos humanos está el reclutamiento forzado y “voluntario” mediante ofrecimientos económicos. Los grupos armados con presencia en amplias regiones del país realizan prácticas sistemáticas de alistamiento para ampliar la base de sus milicias con niños, niñas y jóvenes, especialmente indígenas procedentes de sectores rurales vulnerables. Según informa la Defensoría del Pueblo:
En el primer semestre del 2024, la Defensoría del Pueblo registró 159 casos de reclutamiento forzado de niñas, niños y adolescentes (NNA) en Colombia. El 51 % del total corresponde a NNA de Pueblos Indígenas; el 31 %, a ningún grupo étnico; el 5 %, a comunidades afrocolombianas, y de un 13 % no se cuenta con información. El 67 % de la totalidad de los casos conocidos por la entidad nacional garante de los derechos humanos afecta a niños y adolescentes hombres y el 33 %, a niñas y adolescentes mujeres. (Defensoría del Pueblo, 2024)[xiii]
Fuente: elaboración propia a partir de Defensoría del Pueblo, 2014
El departamento más afectado por el fenómeno de reclutamiento de NNA indígenas es el departamento del Cauca con el 79 % de todos los casos, seguido por Arauca, Nariño, Putumayo y Norte de Santander, todos ellos con alta presencia de comunidades indígenas. Los efectos del reclutamiento trascienden los daños a los individuos y sus familias. Ante este tipo de hechos, las comunidades se ven forzadas a tomar decisiones como la desescolarización de los niños y jóvenes, el constreñimiento de su movilidad, el desplazamiento a otras regiones, el abandono de áreas productivas y de actividades culturales y organizativas, entre otras cuestiones. La violencia, el reclutamiento y el desplazamiento forzado también han afectado significativamente la estabilidad demográfica de las comunidades generando concentraciones temporales y permanentes de población en las zonas urbanas, alterando las estructuras tradicionales y menoscabando las formas de gobierno y autoridad tradicional, núcleo de los derechos al territorio colectivo y la autonomía.
Siendo el reclutamiento forzado uno de los peores ataques que afecta a los niños, niñas y jóvenes indígenas en muchas comunidades, su participación e incidencia en las acciones de prevención y contención de este flagelo es cada vez mayor. De hecho, los jóvenes del Cauca se han sumado a varios procesos organizativos de importancia regional para la superación de las violencias y “quitarle jóvenes a la guerra”:
En el Suroccidente, se les suman otros procesos organizativos de juventudes como la Agenda de Paz Joven del Cauca, Caminando por la Paz o la Red Departamental de Jóvenes del Cauca. Todos procuran salvaguardar los derechos de las juventudes, el reconocimiento como sujetos políticos autónomos y sus aportes a la construcción de paz. Nos cuenta Yiner: ’El objetivo es quitarle jóvenes a la guerra’. Para esto exigen al Estado el reconocimiento de su participación y la capacidad de liderar esta apuesta. Saben que el arte, la cultura y la educación son claves para crear sensibilidad y permiten ‘la conexión mente, corazón y pies sobre la madre tierra, cuando avanzamos con la Madre Tierra tenemos una empatía social sobre la responsabilidad que nos corresponde. Es decir, se construye armonía individual, colectiva y territorial como respuesta al asedio de las armas. (Razón Pública, 2024)[xiv]
Este breve recuento de momentos claves para los Pueblos Indígenas durante 2024, así como del ascenso en la participación e incidencia de los y las jóvenes indígenas en los asuntos que afectan e interesan no solo a sus comunidades sino al país y al mundo, es una señal de que existe un porvenir optimista en el relevo generacional y, en consecuencia, en la pervivencia y fortalecimiento de los Pueblos Indígenas colombianos. Su notable resiliencia y capacidad para abordar los grandes desafíos contemporáneos sin perder de vista sus territorios y culturas, dan aliento a la sostenibilidad de los ecosistemas, los avances en la construcción de paz, y el reconocimiento de los derechos colectivos de sus pueblos.
Diana Alexandra Mendoza es antropóloga colombiana, máster en Derechos Humanos, Democracia y Estado de Derecho, y especialista en Gestión Cultural. Asociada al Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ) e IWGIA como investigadora independiente. Tiene una amplia trayectoria en derechos individuales y colectivos, medio ambiente y cultura.
Este artículo es parte de la 39ª edición de El Mundo Indígena, un resumen anual producido por IWGIA que sirve para documentar e informar sobre los desarrollos que han experimentado los pueblos indígenas. La foto de la publicación muestra la activista indígena Funa-ay Claver, del pueblo Bontok Igorot, junto a jóvenes indígenas activistas y otras personas protestan contra las leyes represivas y las violaciones de derechos humanos perpetradas por las acciones y proyectos del Gobierno de Filipinas y otros actores contra los Pueblos Indígenas. La protesta tuvo lugar durante el discurso nacional del Presidente Marcos Jr., el 22 de julio de 2024, en Quezon City, Filipinas. Fotografiada por Katribu Kalipunan ng Katutubong Mamamayan ng Pilipinas, es la portada del Mundo Indígena 2025 donde originalmente está escrito este artículo. Encuentra El Mundo Indígena 2025 completo aquí.
Notas y referencias
[i] Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Proyecciones de población municipal por área y pertenencia étnico-racial. https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/demografia-y-poblacion/proyecciones-de-poblacion
[ii] En Colombia, los Resguardos Indígenas son territorios de propiedad colectiva de los pueblos y comunidades. Una vez constituidos formalmente, son imprescriptibles, inembargables e inenajenables. En algunas ocasiones, varios globos de terreno aislados pertenecen a un mismo título de resguardo.
[iii] Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). (2021). Resultados Pueblos Indígenas. Censo Nacional de Población y Vivienda. https://geoportal.dane.gov.co/geovisores/sociedad/resguardos-cnpv2018/
[iv] La Mesa Permanente de Concertación con los Pueblos Indígenas fue creada en 1996 mediante el Decreto 1397 de la Presidencia de la República. Es un escenario de diálogo entre el Gobierno indígena y el Gobierno nacional, en el que se pactan los programas y las políticas concernientes a los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA), al derecho a la Consulta Previa y, en general, a los mandatos constitucionales, legales y jurisprudenciales que protegen a los Pueblos Indígenas de Colombia. https://www.mpcindigena.org/quienessomos/
[v] Acuerdo Final de Paz entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP. (2016). https://www.onic.org.co/images/noticias/2016/08/Cap%C3%ADtulo_%C3%89tnico.pdf
[vi] Ministerio de Interior. (2022). Presidente Gustavo Petro, sancionó la Ley de la Paz Total. https://www.mininterior.gov.co/noticias/presidente-gustavo-petro-sanciono-la-ley-de-la-paz-total/
[vii] OIT. (2023). La creación de empleos verdes para los jóvenes indígenas en Colombia. Un estudio sobre sus posibilidades. https://www.ilo.org/sites/default/files/wcmsp5/groups/public/@americas/@ro-lima/@sro-lima/documents/publication/wcms_874107.pdf"> https://www.ilo.org/sites/default/files/wcmsp5/groups/public/@americas/@ro-lima/@sro-lima/documents/publication/wcms_874107.pdf
[viii] COP16. Mesa Permanente de Concertación con los Pueblos Indígenas. (2024). https://www.mpcindigena.org/cop16/
[ix] MPC. (2024). Posicionamiento de los Pueblos Indígenas en la COP16. https://www.mpcindigena.org/posicionamiento-cop16/
[x] Convenio de Diversidad Biológica. Artículo 8j. Cada Parte con arreglo a su legislación nacional, respetará, preservará y mantendrá los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica y promoverá su aplicación más amplia, con la aprobación y la participación de quienes posean esos conocimientos, innovaciones y prácticas, y fomentará que los beneficios derivados de la utilización de esos conocimientos, innovaciones y prácticas se compartan equitativamente.
[xi] FILAC. (2024). Juventudes Indígenas lideran estrategia regional para la conservación de la biodiversidad en la COP16. https://www.filac.org/juventudes-indigenas-lideran-estrategia-regional-para-la-conservacion-de-la-biodiversidad-en-la-cop-16/
[xii] Presidencia de la República. Decreto 1275 del 15 octubre de 2024. https://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=166039
[xiii] Defensoría del Pueblo. Comunicado 681/ Bogotá. (12 de julio de 2024). 51 % de casos de reclutamiento conocidos por la Defensoría corresponde a niñas, niños y adolescentes de Pueblos Indígenas. https://www.defensoria.gov.co/-/51-de-casos-de-reclutamiento-conocidos-por-la-defensor%C3%ADa-corresponde-a-ni%C3%B1as-ni%C3%B1os-y-adolescentes-de-pueblos-ind%C3%ADgenas
[xiv] Diana Quigua. Las juventudes del Cauca: un tejido de voces que resiste a la guerra. Razón Pública, 26 de mayo de 2024. https://razonpublica.com/las-juventudes-del-cauca-tejido-voces-resiste-la-guerra/
Etiquetas: Juventud, Defensores de derechos humanos indígenas, Conservación