El Mundo Indígena 2004: Editorial

El Mundo Indígena 2004: Editorial

La impresión que nos deja la lectura de las contribuciones de este año a El Mundo Indígena es que, a pesar de los notables avances, la situación de los pueblos indígenas sigue siendo extremadamente precaria y, en muchos casos, alarmante. Queda claro que, como se expresa en el artículo sobre el pueblo amazigh de Argelia, "los logros son, todavía, el resultado de amargas luchas y en ningún caso son irreversibles".

Los acontecimientos políticos del año 2003 han afectado negativamente a muchos pueblos indígenas. La grave crisis en Bolivia, la represión militar en Birmania, el conflicto en la región africana de los Grandes Lagos, por nombrar algunos ejemplos, han costado muchas vidas y puesto en peligro la supervivencia de comunidades enteras.

 

En países donde la situación política ha sido inestable (Venezuela) o donde las elecciones son inminentes (Filipinas), las organizaciones indígenas viven con el constante temor de que los derechos recientemente adquiridos sean súbitamente abolidos. Un aspecto más positivo fue que el proceso de paz en Angola hizo posible, por primera vez en más de 20 años, la visita de consultores a las comunidades san para evaluar su situación con el objetivo de un futuro suministro de ayuda al desarrollo.

El año 2003 fue testigo de dos interesantes experimentos políticos. Por primera vez en la historia moderna del país, los pueblos indígenas del Ecuador participaron en el gobierno. La alianza entre el brazo político de la CONAIE -el partido Pachakutik-y el presidente Gutiérrez se derrumbó rápidamente cuando la CONAIE se percató de que el proyecto político de Gutiérrez era totalmente ajeno a sus ideales. Los costos han sido altos y tanto la CONAIE como otras organizaciones indígenas resultaron debilitadas. En Chiapas, México, los Zapatistas lanzaron una nueva estrategia política orientada a lograr que las municipalidades autónomas sean menos dependientes del Ejército de Liberación (EZLN), además de fortalecer la sociedad civil y asegurar adecuados principios de gobierno. Esta estrategia fue bien recibida por las comunidades indígenas a lo largo y ancho del país y constituye una ejemplar respuesta al evidente fracaso del gobierno mexicano por resolver el conflicto de Chiapas.

Los derechos territoriales continúan siendo el tema más importante. Se lograron algunos progresos concretos en Nicaragua con la implementación de la Ley No. 445 que reconoce la propiedad comunitaria de los pueblos indígenas y comunidades étnicas de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica; en Canadá, con la firma de un exhaustivo acuerdo sobre demanda de territorios que, luego de 20 años de negociación, brindará a los inuit de Labrador un explícito sistema de autogobierno; y en Iraq, donde la caída del régimen permitió que los árabes de los pantanos restableciesen algunos de sus tradicionales humedales para volver a residir en ellos.

Pero en Bolivia y en las Filipinas -dos de los pocos países en el mundo que han reconocido oficialmente los derechos territoriales de los pueblos indígenas-, el proceso de titulación de tierras continúa retrasándose. En Bolivia, menos del 10 % del área originalmente designada siete años atrás ha sido titulada hasta el momento y en las Filipinas, su implementación está siendo diferida a causa de discusiones técnicas y administrativas. En otros lugares, las comunidades indígenas continúan viendo cómo sus territorios son apropiados por agentes externos o invadidos. Entre los muchos casos documentados en este número podemos destacar el de los garo de Bangladesh (parques nacionales), los "no contactados" nahua en Perú (intereses madereros), los barbaig de Tanzania (proyectos de desarrollo a gran escala) y los nenets de Rusia (exploración petrolera). En India, más de diez millones de personas indígenas, dependientes de los bosques, enfrentan la evicción de su hábitat; en Israel, el gobierno está destruyendo las casas y los cultivos de los beduinos árabes con el fin de forzarlos a mudarse a los asentamientos gubernamentales.

En algunos pocos casos, los pueblos indígenas afectados han reaccionado mediante acciones judiciales. Este es el caso, por ejemplo, de los anak negeri y los penan de Malasia, los san y los bakgalagadi de Botswana y los nama en Sudáfrica. Hasta el momento, sólo los nama han logrado una victoria en la Corte que reconoció la validez de sus títulos aborígenes. En América del Sur, varias organizaciones indígenas han solicitado el apoyo legal de la Corte lnteramericana de Derechos Humanos.

Los representantes indígenas han tenido, durante el año 2003, un importante papel en las muchas actividades desarrolladas dentro del sistema de la ONU tanto a escala nacional como regional (por ejemplo en el Consejo Ártico y en la Comisión Africana para los Derechos Humanos y de los Pueblos) y en eventos como el Congreso Mundial de Parques, la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información o en relación con la Convención sobre Diversidad Biológica.

A la segunda sesión del Foro Permanente asistieron un ascendente número de agencias y organismos de la ONU. Esto indica, sin lugar a dudas, un creciente interés dentro del sistema de las Naciones Unidas por el trabajo del Foro y por la posibilidad que éste brinda a los Estados, pueblos indígenas y organismos de la ONU de establecer un diálogo constructivo.

Menos positiva ha sido la falta de voluntad política y compromiso de un pequeño grupo de gobiernos durante la novena sesión del Grupo : de Trabajo para el Proyecto de Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que hace peligrar seriamente el futuro de todo el proceso. Sin embargo, un número de organizaciones indígenas con estatus consultivo ante el Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC) ha reaccionado constructivamente, recomendando en su presentación conjunta ante esta instancia que la ONU y los Estados miembros renueven el mandato del Grupo de Trabajo intersesional y mejoren significativamente los procedimientos y operaciones del Grupo de Trabajo de la Comisión de Derechos Humanos de manera compatible con el estatus único y rol esencial de los pueblos indígenas.

Un gran paso adelante, a escala regional, fue la aprobación por parte de la Comisión Africana para los Derechos Humanos y de los Pueblos del "Informe del Grupo de Trabajo de la Comisión Africana sobre Poblaciones / Comunidades Indígenas". Además, reconociendo no sólo la existencia de pueblos indígenas en África sino también el hecho que éstos sufren una serie de violaciones a los derechos humanos que deben ser tratadas, la Comisión decidió establecer un Grupo de Trabajo de Expertos con el mandato de obtener información sobre violaciones a los derechos humanos y libertades fundamentales de las poblaciones / comunidades indígenas en África.

Si bien la participación indígena en todos estos procesos es de vital importancia tanto para sus propios pueblos como para la comunidad internacional en general, el verdadero desafío consiste en crear un vínculo entre los procesos internacionales y regionales y el nivel local. Se han logrado avances a escala internacional y regional en cuanto al reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, pero la situación en el ámbito local continúa siendo causa de una auténtica preocupación. Es aquí donde las actitudes racistas continúan prosperando y donde la apropiación ilegítima de territorios y las masacres continúan ocu~riendo. Por ello es necesario: 1) asegurar que los avances logrados internacionalmente sean ampliamente diseminados y debatidos a nivel de bases para que la gente sea consciente de sus derechos, y 2) asegurar una constante observación de la situación en las comunidades indígenas. Esta tarea debería ser cumplida por las organizaciones indígenas locales y nacionales en estrecha colaboración con organismos internacionales como el Foro Permanente, el Grupo de Trabajo Africano, etc., y en particular con el Relator Especial, un mecanismo fundamental para la transferencia de las cuestiones sobre los derechos humanos indígenas del nivel local al internacional. Tal colaboración posibilitaría el diálogo constante con los gobiernos y autoridades locales y los presionaría a asegurar el logro de mejoras duraderas para la vida de los pueblos indígenas.

 

 

Diana Vinding

Editora coordinadora

 

 

Este artículo es parte de la 18ª edición de El Mundo Índigena. La publicación es un resumen de los principales acontecimientos que los pueblos indígenas han vivido. Descarga El Mundo Indígena 2004 aquí

Etiquetas: Derechos Humanos, Informe de IWGIA

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