• Pueblos Indígenas en Chile

    Pueblos Indígenas en Chile

    En Chile viven 10 Pueblos Indígenas. El más grande es el Mapuche, seguido por el Aymara, Diaguita, Atacameño y el Quechua. Es el único país de América Latina cuya Constitución no reconoce a los Pueblos Indígenas.

El Mundo Indígena 2021: Rapa Nui

Desde los primeros meses del 2020, la humanidad ha sido afectada por la pandemia causada por el COVID-19, la que ha producido catastróficos efectos a nivel mundial, y donde los pueblos indígenas han sufrido graves impactos, no solo en cuanto a su situación sanitaria y el ejercicio de su derecho a la salud, sino que también la posición de desigualdad social que históricamente han ocupado, los ha llevado a enfrentar grandes afectaciones en el ejercicio de sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.

En este contexto, el pueblo Rapa Nui ha sido un ejemplo en su forma de enfrentar la pandemia, mediante un trabajo articulado de sus liderazgos y el uso de sus conocimientos tradicionales.


Este artículo es parte de la 35ª edición de El Mundo Indígena, un resumen anual producido por IWGIA que sirve para documentar e informar sobre los desarrollos que han experimentado los pueblos indígenas. La foto de la publicación muestra el bloqueo que la comunidad indígena de Kawemhakan, Surinam hizo en su pista de aterrizaje para evitar que los forasteros llegaran a sus aldeas y que trajeran el virus de la COVID-19 con ellos. Fotografiada por la fundación Mulokot en Kawemhakan, es la portada del Mundo Indígena 2021 donde originalmente está escrito este artículo. Encuentra El Mundo Indígena 2021 completo aquí


En primer lugar, 14 días después de que se detectara el primer caso de COVID-19 en Chile, el 17 de marzo, y ante la negativa del Gobierno de Chile de tomar medidas de protección al territorio Rapa Nui, el pueblo de forma autónoma y actuando en unidad de sus órganos de liderazgos administrativos y políticos, tales como la Asamblea de Clanes HONUI, el Parlamento Rapa Nui y la Municipalidad de Rapa Nui, tomaron la decisión de cerrar sus fronteras. Se tomó el aeropuerto a través de protestas para evitar que sigan llegando vuelos comerciales sin ningún tipo de control, única forma de ingreso a Rapa Nui, pequeña isla ubicada en medio del Océano Pacifico, separada por 3.700 kilómetros de la costa de Chile continental y que no cuenta con profesionales e infraestructura sanitaria necesarios para la atención médica normal de la población y mucho menos para enfrentar una pandemia de estas características.

El 23 de marzo de 2020, se confirma el primer caso de COVID-19 en la isla, que se contagió a través de un turista que ingresó precisamente los días en que se solicitaba al Gobierno de Chile cancelar los vuelos a Rapa Nui.

El 27 de marzo, finalmente el Gobierno de Chile decreta cuarentena en la Isla de Pascua, debido a la presencia de contagiados (cinco) y a la imposibilidad de realizar la trazabilidad de su transmisión. Luego el 5 de abril, de manera inexplicable, el Gobierno anuncia que se pone término a la cuarentena en Rapa Nui, sin que hayan cambiado las circunstancias sanitarias, sin previa consulta a las autoridades locales y sin mediar ninguna consideración con lo distintas y particulares que son las características de este territorio indígena. Esta situación obligó a presentar un Recurso Constitucional ante las Cortes superiores de Chile,[1]  pidiendo que se anule esta medida que los dejaba desprotegidos como pueblo indígena. El recurso fue rechazado por los Tribunales de Chile bajo fundamento de encontrarse el país en un Estado de excepción constitucional que permite al Gobierno tomar todo tipo de medidas, tales como limitar los derechos de sus habitantes.

Ante este abandono del Gobierno, las autoridades Rapa Nui, alineadas con su alcalde, decidieron invocar la ley ancestral de su pueblo a través de una medida llamada Tapu, concepto que constituye una orden sagrada que se basa en la convivencia y en el respeto a las normas de la naturaleza y que consistía en realizar una cuarentena total y voluntaria en todo el territorio de Rapa Nui. Toda la comunidad acató responsablemente la medida y con el esfuerzo de su pueblo lograron controlar la enfermedad en su territorio.

Desde la cancelación de los vuelos a Isla de Pascua, gracias a la presión de sus autoridades propias, quedaron cientos de miembros del pueblo Rapa Nui atrapados en el territorio continental de Chile. Ante esta situación se trabajó de manera local y autónoma sin ningún tipo de ayuda gubernamental en un plan de “Retorno seguro a Rapa Nui” para poder traer de vuelta a sus miembros y evitar volver a ingresar el virus del COVID-19 a la isla. Este plan contemplaba un protocolo autónomo y un equipo de acción que involucró a toda la comunidad, que resultó ser un éxito, logrando a la fecha haber repatriado a más de mil miembros de la comunidad, manteniéndose como territorio libre de COVID-19.

Por su parte, los impactos socio-económicos se han vivido fuertemente en Rapa Nui, puesto que la economía local se sustenta únicamente en la industria del turismo, la que ha sido la principal afectada por esta pandemia. Hasta antes de marzo de 2020, a Rapa Nui llegaban dos vuelos comerciales diarios, con una tasa de visitación de más de 120.000 turistas al año, lo que provocó el desplome de la economía y un estado total de desempleo.

A su vez, gran parte del alimento y abastecimiento de Rapa Nui se realiza por vía aérea. Por eso, al no tener vuelos con turistas (únicamente de carga), se han elevado tremendamente los precios de los productos, lo que sumado a la falta de ingresos, ha perjudicado a gran parte de la comunidad. Cabe destacar que el Gobierno de Chile se ha negado a enviar alimentos o subsidios para abastecer al pueblo Rapa Nui, pese a las varias solicitudes que han realizado los líderes locales.

Ante este desolador escenario, el pueblo Rapa Nui -que ostenta una increíble historia de resiliencia y supervivencia milenaria- se volcó a producir sus propios alimentos mediante el cultivo de vegetales y la pesca dentro de sus familias, lo que ha permitido enfrentar de manera autónoma y autosustentable todos estos meses de pandemia y cierre total de fronteras, situación que se mantiene hasta la actualidad.

Así también, la Municipalidad de Rapa Nui creó un inédito programa de generación de empleos destinando todo su presupuesto a entregar trabajo a más de 700 habitantes basado en cinco ejes: impulsar seguridad alimentaria, renovar y mantener espacios públicos, resguardar y promover los valores culturales, apoyar a emprendedores, mentores y contratistas locales y fortalecer el sistema de información, seguridad y protección social. A su vez, se empleó a gran parte de los trabajadores de la Comunidad Indígena Maú Henua, órgano administrador del Parque Nacional Rapa Nui que perdieron su fuente de trabajo.

Esta pandemia ha dejado en evidencia la situación de abandono estatal que enfrenta el pueblo Rapa Nui, donde los derechos básicos como acceso a telecomunicaciones, conexión con el exterior, abastecimiento y traslado de carga, se encuentran totalmente supeditados a empresas privadas y transnacionales. Otro gran problema ha sido la falta de autonomia que tiene su pueblo sobre su territorio, lo que impide a sus autoridades tradicionales tomar decisiones para el cuidado de su comunidad, viéndose obligados a depender de decisiones de autoridades gubernamentales que se ubican a miles de kilómetros de distancia en el continente y que ignoran totalmente la realidad Rapa Nui.

El ejercicio a los derechos a la libre determinación y derechos territoriales del pueblo Rapa Nui sobre su propia isla, se han vuelto una importante necesidad y constituyen la prioridad de las demandas de su pueblo en sedes nacionales e internacionales.

 

Benjamin Ilabaca D., Abogado Rapa Nui, Director Jurídico de la Municipalidad de Rapa Nui, Asesor Jurídico del Parlamento Rapa Nui y miembro del Programa de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de ACNUDH.

Este artículo es parte de la 35ª edición de El Mundo Indígena, un resumen anual producido por IWGIA que sirve para documentar e informar sobre los desarrollos que han experimentado los pueblos indígenas. La foto de la publicación muestra el bloqueo que la comunidad indígena de Kawemhakan, Surinam hizo en su pista de aterrizaje para evitar que los forasteros llegaran a sus aldeas y que trajeran el virus de la COVID-19 con ellos. Fotografiada por la fundación Mulokot en Kawemhakan, es la portada del Mundo Indígena 2021 donde originalmente está escrito este artículo. Encuentra El Mundo Indígena 2021 completo aquí

 

Notas y referencias

[1] Recurso de Protección, causa Rol N°11.033-2020, Corte de Apelaciones de Valparaíso.

Etiquetas: Gobernanza Global, Derechos Humanos

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