El Mundo Indígena 2001-2002: Editorial

El año 2001 quedará registrado en la historia como el año en que Occidente, altamente desarrollado tecnológica y económicamente, comprendió su vulnerabilidad y, de un día para otro, fue superado por el temor, la sospecha y el odio. La venganza armada ha sido, hasta el momento, la única respuesta en que pudo pensar. Los ataques terroristas a las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington, el 11 de septiembre de 2001, y la muerte de unos 3.000 civiles inocentes, hombres y mujeres, cambió radicalmente el mundo de un día para otro y, mientras que la administración de los EE.UU. y sus aliados se involucran más y más profundamente en su "guerra contra el terrorismo" existen por cierto también razones para preocuparse por el movimiento indígena mundial.

El impacto global y prolongado de los eventos del 11 de septiembre no puede ser considerado de otra manera que fuera de proporción cuando se compara con eventos que sucedieron en otras partes del mundo durante el año 2001. Esto es especialmente cierto cuando se consideran los acontecimientos que comprenden a los pueblos indígenas,y esta edición de El Mundo Indígena da varios ejemplos de masacres, muertes violentas y desapariciones de pueblos y líderes indígenas -Colombia es un caso a destacar- eventos que son tan condenables y abominables pero que, no obstante, apenas llegan a ser noticia y muy probablemente nunca serán historia.

El impacto del 11 de septiembre fue también sentido directamente por los pueblos indígenas. En algunos casos ha significado que importantes temas indígenas fueran retirados de la mesa como se informade México. En otros (p. ej., India) la aprobación de una nueva ley antiterrorista es considerada como una amenaza directa contra las organizaciones indígenas. Incluso en otros países, los gobiernos y las autoridades locales hostiles han aprovechado la oportunidad de la "guerra contra el terrorismo" para acusar y castigar a los pueblos indígenas por ser terroristas cuando protestan legítimamente contrala violación de sus derechos fundamentales (ver capítulos sobre Chile, China, etc.) o están utilizando la excitación contra el islamismo para perseguir a pueblos indígenas musulmanes (p. ej., Birmania).

Con el prevaleciente "síndrome terrorista" mundial es, por cierto, de temer que los pueblos indígenas que están simplemente luchando por una mayor autodeterminación y por sus derechos fundamentales puedan ser acusados injustamente en el futuro de ser terroristas y sean tratados como tales. Esta situación podría degenerar en algunos lugares en mayor opresión e incluso enfrentamientos más serios, y los líderes indígenas necesitarán a partir de hoy toda la perspicacia que puedan mobilizar para no dar a las autoridades un pretexto para reprimirlos a ellos y a sus compañeros.

Las políticas de globalización y neoliberalismo son otros dos factores que están haciendo cada vez más impacto sobre la situación de los pueblos indígenas. Un ejemplo es el Plan Puebla-Panamá que afectará a las comunidades indígenas de todo México y América Central. En Rusia, las comunidades indígenas se enfrentan cada vez más a una ardua competencia con empresas privadas sobre sus tierras y recursos naturales, mientras que en otros casos, derechos ya adquiridos por los pueblos indígenas están siendo amenazados directamente. Por ejemplo, en India, las compañías mineras privadas están abogando firmemente a favor de una enmienda al 50 Registrode la Constitución que posibilitaría el arrendamiento de tierras extraños en áreas tribales. En Bolivia, todo el proceso de reforma agraria, por el que la población indígena ha luchado durante años, está en peligro por la forma en que el gobierno se vende a los intereses del sector agropecuario y de los grandes terratenientes.

En otras partes del mundo, los pueblos indígenas siguen siendo forzados a reasentarse para dejar lugar a represas hidroeléctricas (p.ej., en Laos, Filipinas, Chile), parques nacionales (p. ej., Bangladesh, India, Tanzania), o en nombre del llamado "progreso" como los san de Botswana y los mon-khmer de Laos. No es de sorprender que el tema del reasentamiento forzado estuvo muy alto en la agenda indígena durante las consultas realizadas en 2001-2002 por el Banco Mundial en conexión con la revisión de sus directivas. Desdichadamente, parece que las directivas revisadas propuestas no llegarán atener la fortaleza que deberían, e incluso serán aún más débiles que antes.

Aunque esta edición de El Mundo Indígena brinda una serie de informes de países que muestran que la situación de los pueblos indígenas de todo el mundo sigue siendo sumamente precaria y que los avances importantes son consecuentemente amenazados, también destaca una serie de acontecimientos positivos que han ocurrido durante el período bajo consideración.

En el ámbito local, uno de esos acontecimientos que vale la pena mencionar es la protesta de varios meses de duración de los adivasi y los dalit en el estado de Kerala (India) que terminó con la concesión del gobierno de todas las demandas presentadas por la plataforma adivasi-dalít, Samara Samithy, especialmente en términos de la distribución de tierras. Entre otros ejemplos se encuentra Camboya, donde se aprobó una nueva ley de tierras que reconoce los derechos indígenas a la tierra y Nicaragua, donde fue reconocida la reivindicación de tierras de la comunidad Awas Tingni.

Un importante suceso de 2001-2002 ha sido el nacimiento de un nuevo país - Timor Lorosa'e. Después de más de 24 años de colonización indonesia y una lucha de liberación que varias veces pareció a punto de colapsar, esta nueva situación nos llena ciertamente de alegría y desde IWGIA enviamos nuestros mejores deseos y esperanzas para el futuro del pueblo de Timor Lorosa'e.

A nivel internacional también ha habido algunos logros importantes. En las Américas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que tiene el mandato de imponer deberes obligatorios a todos los estados americanos para que cumplan con las normas de derechos humanos, ha estado jugando un rol cada vez más importante en la mediación y defensa de los derechos de los pueblos indígenas (ver capítulos sobre Panamá, Paraguay y Nicaragua).

En Africa, ha comenzado un proceso interesante dentro de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (ACHPR) con el establecimiento de un grupo ad-hoc que se concentrará en la situación de los pueblos indígenas en Africa. Dada la reticencia de los gobiernos africanos a reconocer el concepto "indígena", este es un promisorio paso adelante que puede abrir un proceso que, a largo plazo, puede dar a la comisión un rol similar al de la CIDH.

En el ámbito de la ONU, la designación de Rodolfo Stavenhagen como Relator Especial sobre la Situación de los Pueblos Indígenas ha sido recibida con grandes expectativas y será en el futuro una contribución significativa para la protección y reconocimiento de los derechos fundamentales de los pueblos indígenas.

Sin embargo, el mayor avance ha sido el exitoso proceso que ahora ha resultado en el establecimiento del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas bajo ECOSOC. Esta nueva institución de alto nivel dentro del sistema de la ONU constituye un gran avance para los pueblos indígenas y se tiene la esperanza que los apoye en el enfrentamiento de los muchos desafíos de los años venideros: la continua lucha por derechos a la tierra y autodeterminación,el reconocimiento de sus culturas y conocimientos indígenas, la adquisición de igualdad de derechos y de oportunidades.

Esta edición de El Mundo Indígena es la número 16. A partir de su inicio -en 1986- nuestro objetivo ha sido documentar lo más completamente posible la situación de los pueblos indígenas de todo el mundo. Aunque todavía estamos lejos de esa meta, también sentimos que hemos logrado algún progreso durante el transcurso de los años. Por esto queremos agradecer a nuestros muchos contribuyentes y, al mismo tiempo, insistir a todos aquellos que sienten que todavía hay demasiados defectos, a que presenten sus sugerencias y contribuciones para que podamos seguir mejorando nuestra cobertura del mundo indígena.

 

 

Diana Vinding

Editora coordinadora

Etiquetas: Derechos Humanos, Informe de IWGIA

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